[9]

36 10 1
                                    

"Mi querido profesor:

He leído muchas historias donde el amor es el arma más poderosa y puede contra todo, donde la felicidad está sujeta a algo tan pequeño y frágil como una hoja seca, donde el alma es desgarrada con el filo de mil espadas cuando se ha perdido el camino hacia aquello que es más fuerte que la agonía de la muerte.
Sé que entenderá cuando le digo que ahora mismo siento que me ha arrancado las armas que tenía en las manos y que planeaba usar contra usted para hacerlo amarme.
Por primera vez en toda mi vida alguien me ha dejado sin una puta idea de qué hacer o hacia dónde moverme.
Por primera vez siento la necesidad de dejar que sea alguien quien domine mis sentidos y no yo misma.
Por primera vez entiendo a Darcy cuando dijo que Elizabeth lo había hechizado en cuerpo y alma.
Pero, usted mi querido profesor, no me ha hechizado el cuerpo, solo ha tomado mi alma y me ha arrancado el corazón sin darse cuenta.
Yo le permito establecer el tiempo para dejarme conquistarlo, más le solicito que cuando ese tiempo se acabe y si no consigo que me ame, no intente saber quién soy ni mucho menos pregunte por mí. Solamente olvídeme, que yo trataré de hacer lo mismo con usted.
Espero ansiosa su próxima carta, mi querido profesor.
Hasta entonces, se despide:

Su ferviente observadora."

Levanto la mirada de la hoja y la pego justo en el sitio frente a la ventana donde se puede ver la luz del sol entrando.

Siento una extraña calidez al verla y por extraño que parezca, me han dado ganas de sentarme en ese sitio para sentir el calor de los rayos del sol.

Me levanto de la silla lentamente y con la sensación de ser un niño pequeño a punto de hacer una travesura, me acerco a la ventana con la intención de tomar asiento sobre el suelo, cuando el sonido de una llave introduciéndose en la manilla de la puerta me hace detenerme de golpe.

Un extraño sentimiento de rabia y alivio me invade rápidamente al ver que quien ha entrado es mi amigo, pero se evapora en cuanto veo que alguien lo sigue y ese alguien es mi hermano.

–Una de las reglas a la hora de mudarse de un lugar es dejar todas las llaves que tengas de el...-alza las manos en señal de derrota y coloca las llaves sobre la mesa junto a la puerta.
–No hubiera tenido que recurrir a entrar así si contestaras mis llamadas...-le doy una mirada de odio y luego desvío mi atención hacia mi hermano.
–¿Qué haces aquí, Apolo?...-suelta el aire antes de rebuscar algo en el bolso y levantarlo para enseñármelo.
–Ya dieron el veredicto...-me acerco rápidamente a él y tomo el documento de su mano.-Dereck...-no le doy tiempo de decir nada más cuando ya he sacado el documento del sobre amarillo y he comenzado a leerlo.


Debí haberme imaginado que algo así pasaría, que lo que él traía no eran buenas noticias y que esta repentina visita no tenía nada que ver con que me echaba de menos.

–Falló...-digo en un susurro mientras arrugo el documento y lo tiro al suelo con furia.
–Dereck...-dice mi hermano con voz cargada de compasión.
–Se resolverá, viejo...-cubro mi rostro con mis manos y me inclino hacia adelante porque siento que en cualquier instante caeré al suelo por la poca fuerza que tengo en las piernas.
–¿Cómo lo hizo?...-digo en un susurro antes de quitar mis manos de mi rostro.-¿cómo mierda hace esa zorra para arruinarme así?...-levanto la mirada hacia mi hermano antes de pararme derecho y acercarme hacia él.-debe haber algo que podamos hacer, ¿no? No puede acabar así, ¿cierto?...-la segunda pregunta va dirigida hacia mi amigo y este asiente con la cabeza en respuesta.
–Podemos apelar el caso nuevamente, pero no será sencillo, ella tiene demasiadas cosas a su favor...-eso me arranca una risa histérica.
–¿A qué mierda te refieres con demasiadas cosas? Si esa puta enferma me ha arruinado con mentiras. ¿Qué cosas puede tener ella?...-mi hermano levanta sus manos en señal de que debo calmarme y yo la imito en señal de que estoy tranquilo.
–Te prometo que haré todo lo posible para que se investigue todo de nuevo, no me voy a rendir...-asiento con la cabeza con mucho cansancio y me acerco nuevamente a la silla frente al escritorio para tomar asiento.-por cierto, ¿viste a Enzo?...-resoplo con fastidio y asiento con la cabeza en respuesta.-no le ha devuelto las llamadas a mamá...-como si no tuviera ya suficientes problemas con mi vida ahora también tengo que solucionar el problema con mi odioso hermano menor.
–Pues cuando lo vuelva a ver le diré que le devuelva la llamada a mamá, no te preocupes...-arrastro las manos sobre mi rostro y levanto la mirada al techo.-ahora les pediré amablemente que se retiren para poder seguir tratando de escribir lo que sea que a mi mente se le ocurra...-les señalo a ambos la puerta con una mano y al unísono, me miran, se miran y dan media vuelta para retirarse.-Apolo...-lo llamo y él se detiene, pero no gira más que su rostro hacia mí.-no le digas a mamá nada de esta mierda o se va a preocupar más de lo que ya está...-asiente con la cabeza y se retira finalmente.

Bajo la mirada hacia la carta de la extraña y un resoplido cargado de fastidio, de rabia y de ironía se escapa de mis labios al leer sus palabras nuevamente. Me doy cuenta de lo imbécil que soy por darle bandera verde a esta mujer.

Me levanto de la silla y me acerco al mueble de la cocina para sacar la botella de Whisky que tengo guardada para ocasiones "especiales" como esta. Tremenda mierda de vida me fue a tocar.

Me sirvo el primer trago y dejo que el licor dance lentamente por mi cuerpo, que se adueñe de mis sentidos y le dé la señal a mi cerebro para desconectarse por unos instantes de todo lo demás. No me interesa como vaya a terminar esto, solo me importa beber hasta cansarme y olvidarme de todo.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora