Hogar

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Habían pasado ya casi un par de meses desde que Naruto se había convertido en Hokage. La noticia había dado la vuelta al mundo shinobi, en sí, porque por fin el héroe de la guerra había logrado su más grande sueño.

Aunque Sasuke no pudo estar en el nombramiento del séptimo, supo todo por parte de Kakashi y por las cartas de Karin.

Hoy, en una noche algo fresca, podía observar nuevamente las puertas enormes que separaban a Konoha del exterior. Siempre imponentes.

...

Pasada un poco de la medianoche, la pelirroja se encontraba arreglando unas cuantas cosas en su casa, mientras que Anzu ya se encontraba dormida hace un buen rato.

De pronto, una sensación la hizo levantar su mirada. Había sentido el chakra de Sasuke ingresar en Konoha, lo cual le provocó una sonrisa.

Aunque sabía que lo tendría que esperar un poco, debido a que siempre llegaba primero a reportarse con Kakashi sobre sus misiones o la investigación que estaba haciendo... pero por la forma en que su chakra se movía, ese no parecía ser el caso esta vez, puesto que, al parecer, se acercaba cada vez más.

...

Al tocar la puerta, el Uchiha suspiró. Si se lo preguntaban en ese momento, debía admitir que era bueno estar en casa, nunca venía mal descansar un poco, además de que estar casi dos meses lejos de Karin y Anzu... bueno, no le agradaba en sí.

Y al notar que la puerta se abría, la observó, y esta a él.

-Me alegra verte de nuevo, Sasuke- dijo la pelirroja.

Aunque antes de poder decir palabra alguna, el Uchiha de vió envuelto en un abrazo acogedor... y rodeando la cadera de Karin con su mano, Sasuke sonrió de manera ligera.

-A mí también me alegra verte de nuevo- dijo.

...

Tras haber ingresado, y mientras la pelirroja se encontraba en la cocina, su voz se escuchó.

-De haber sabido que vendrías, habría dejado algo de cenar- comentó.

Y mientras Sasuke se encontraba cerca de ella, habló.

-No te preocupes por eso, no avisé que vendría esta vez, me encontraba cerca y no lo ví necesario- dijo.

Sonriendo, Karin suspiró.

-Pero dime ¿cómo ha estado tu viaje? ¿todo ha salido bien?- preguntó.

Mirándola, la voz de Sasuke se escuchó.

-He encontrado algunas cosas, definitivamente estoy yendo por un gran camino y... presiento que estoy cerca de encontrar algo- dijo.

Observando el cambio de semblante en su esposo, Karin tomó ligeramente su mano.

-Solo ten cuidado ¿quieres?- mencionó.

Con un ligero y tenue sonrojo en ambas mejillas, el Uchiha correspondió a la toma de su mano, sujetando así la de la pelirroja.

-Lo tendré- respondió.

...

Al haber subido hasta la habitación de Anzu, Sasuke la miró desde el marco de la puerta. No la querría despertar a altas horas de la noche.

Aunque observandolo, Karin se acercó a él.

-A veces no para de preguntarme sobre ti ¿sabes?- mencionó la pelirroja.

Aún observando a su hija, el Uchiha sonrió con ligereza.

-Lo lamento- dijo.

Mirándolo, la pelirroja solo pudo sostener el brazo de Sasuke, acercándose más a él.

-No lo lamentes... ella está orgullosa de ti, aunque ella no me lo ha confesado, sé que cuando habla de ti con sus amigos, siempre dice que eres el más fuerte del mundo y que eres un shinobi sin igual- dijo.

Tras esas palabras, la sonrisa del Uchiha se mantuvo.

Saber que su hija lo consideraba de esa forma... era algo que le alegraba.

Vaya que le alegraba.

Pero suspirando, Sasuke habló.

-Por la tarde pasaré tiempo con ella, es una buena compañera de entrenamiento- dijo.

Sonriendo, Karin lo miró.

-Suena bien...- decía, para después cerrar la puerta de la habitación, quedando frente a frente con su esposo. -¿Sabes? yo aún no tengo sueño... ¿que te parece si me acompañas a nuestra habitación? porque hay algunas cosas que me encantaría mostrarte- dijo.

Y tras notar a Karin acercarse un poco más, a tal punto de sentir su aliento en su cuello, el Uchiha tragó un poco de saliva.

Solo para, después, mirarla.

-Está bien- respondió.

Sonriendo, la pelirroja tomó de la mano a su esposo. Guiandolo, junto a ella, hasta la habitación que ambos compartían cuando él llegaba a casa.

Sería una buena noche.

Rayos Que Se DispersanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora