Un video juego es capaz de transportarte a otro mundo, es capaz de hacerte sentir. Hace que tu mente viaje por el vacío a tal punto que terminas ignorando completamente tu exterior, es increíble ¿No?
Sí, a mi siempre me ha parecido increíble la manera en que aquella realidad te envuelve.
Mi ceño fruncido delataba lo mucho que deseaba ganar esta ronda, sabía que lo lograría, conozco tan bien a mis oponentes que vencerlos es lo más sencillo del mundo.
—¡JA!
Saque la lengua burlandome de Felix, era tan patéticamente divertido vencerlo a él y a su amigo el cara de ardilla que no tenía ni idea de cómo se llamaba y qué tampoco me importaba.
—Carajo... —mascullo el de mejillas regordetas.
—¡Hiciste trampa Müller!
Entrecerre los ojos, ese comentario realmente me ofendió pero cómo me encanta el drama me estaba burlando de su amigo.
—Lamento tanto tu poca capacidad para jugar amigo que me causa lastima. —mordí mi labio tratando de no reírme en su cara.
De no ser porque Felix estalló a carcajadas mi actuación seria perfecta, reí con él recibiendo el dinero que me debía su amigo, sin duda tenía dinero para un pase más de mi videojuego favorito. Soltó un par de maldiciones más que no logré escuchar antes de que cambiara de aula.
—Maldición Alex ¿Cuál es tu secreto? — bufó colocando un bolígrafo en sus labios.
Recargo su peso en el respaldo de la silla entrelazando sus dedos tras su nuca, ese chico era bastante relajado y eso me gustaba, veía la vida con suma tranquilidad sin preocupaciones. Estaba por responderle pero aquel bruto llegó a nuestra mesa tomando asiento frente a nosotros, sonrió con sorna mirándome de pies a cabeza.
—Hola.
Mi sonrisa se desvaneció, me caía mal enserió lo hacía. Felix dejó la pereza a un lado mirando con seriedad al pelirrojo frente a nosotros.
—¿No tienes asuntos con Hyunjin, Jeremy?
Encogió los hombros restándole importancia, sus ojos estaban clavados en mi. Ese tipo tenía mala fama, nunca me ha dado buena espina y sinceramente prefiero mantenerme lejos de su obsesión con el Hwang menor.
—¿Cuando sales conmigo ojitos bonitos?
—Cuando te pudras. —fruncí el ceño.
Rió un poco sin dejar de mirarme, me caía mal. Muy mal y estaba de mas expresarlo porque Jeremy era una de las tantas personas que jodía mi vida con solo su simple existencia.
—Siempre tan linda conmigo.
—Déjala en paz Jeremy, te ha dicho que no quiere nada contigo. —ayudo mi amigo sin dejar la seriedad.