El reino atlántico estaba armonizando en música y festejo, el palacio estaba adornado con las flores marinas más hermosas que cautivaban los ojos de los habitantes del reino. Todos ellos al enterarse del motivo del festejo en aquella ceremonia en la que su Rey había convocado a todo su reino, habían dejado escapar un suspiro de sorpresa pura.
¡El príncipe menor y consentido del Rey iba a ser desposado!
No está comprometido, no sería cortejado, si no, desposado.
Era grande la sorpresa de que, después de que su príncipe había desaparecido un día completo del reino, imaginaban la dureza que el Rey tendría con su hijo más preciado. Pero el giro en la historia fue impresionante, al día siguiente anunciada ya su aparición se anunció también la ceremonia en honor a despedir al príncipe que partiendo del reino iría a concluir los ultimos pasos de su cortejo.
Sin embargo, aún no se sabía con quién. Habían varias especulaciones, entre ellas se decía que el príncipe estaba comprometido con el príncipe heredero del reino del océano pacifico, siendo así que quizá fue una de las razones por las que su alteza el príncipe heredero de Atlántida, el príncipe Hoseok, fue hacia esos lares. Dando la casualidad de que justamente hoy había tenido la llegada de su largo viaje.
Quién al enterarse de lo que había sucedido, había reprendido a su hermano y al igual que su padre, se alarmó ante los posibles ataques por su despistes.
Taehyung solo pudo suspirar mientras comía algunos bocadillos de la mesa que fue llenada con burbujas flotantes en las que contenían aquellos aperitivos. Jimin se encontraba a su lado siendo su apoyo ante la culpa que le provocaba su hermano y padre, pero fuera de eso, la estaba pasando bien.
El reino en las afueras estaba feliz y contento con la música y los bailes que realizaban entre ellos, podía escuchar las voces de los pequeños tritones y sirenas que jugaban entre ellos. La diversión allá afuera era más entretenida que adentro, donde estaban los comandantes y el primer ministro, algunos sujetos importantes del reino y sus hijos que cotillaban entre ellos, posiblemente sobre él.
Jimin quizá pudo leerle la mente porque lo arrastró hacia afuera, lo llevó hacia donde estaban los habitantes del reino riendo y cantando, se unieron a su festejo y comenzaron a danzar entre risas. Todos quedaron impresionados de la armonía que irradiaba el príncipe con su presencia, su bella sonrisa y su cabello brillante como los rayos del Sol, adornado con su hermosa tiara brillante sofocaba los ojos de los demás ante su asombrosa belleza.
Sin duda por eso el príncipe Taehyung era el preferido de la nación y el reino entero.
Llegado el atardecer, esta vez Taehyung había sido escoltado cerca de la costa oeste. Su padre y hermano iban también en el bonito carruaje decorado con las conchas y piedras más preciosas, junto a varios diamantes incrustados.
Uno de los soldados que los acompañaban anuncio su llegada al destino acordado, por lo que las altezas en el carruaje se miraron entre sí, sabiendo lo que continuaba.
El Rey fue el primero en bajar, seguido de Hoseok quién se notaba enojado y a su vez afligido, sus emociones encontrándose ante el indeciso de que sentir. Pues la idea de que su hermano se fuera le molestaba, estaba en total desacuerdo con su decisión de irse a terminar un cortejo con un humano desconocido. Mas sin embargo, sabía que su hermano había tomado una decisión y eso no quitaba que lo extrañara.
Taehyung nadó por delante de ellos, listo para su transformación y salir con piernas del mar. Miró hacia el frente, seguro y firme de que una vez saliendo a la superficie, estaría aceptando comprometerse con el humano.
Se volvió hacia su padre y su hermano, quienes lo miraban con un rostro neutral. Se acercó a ellos y se despidió de cada uno con un abrazo.
—Los veré pronto, lo prometo —dijo Taehyung, confirmando que volvería al reino. Entonces cuando se despidieron con un abrazo una vez más, él nadó hasta la superficie antes de transformarse.
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tied to the sea ✧ | kooktae |
RandomEn medio de las oscuras y violentas olas que el profundo mar causaba, unos ojos curiosos observaban al hombre que solía cantar noche tras noche a la hermosa luna brillante, quién cuyo sujeto no fue conocedor de lo que su canto había provocado, habie...