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Un chico de cabello azabache estaba caminando por los pasillos de la finca mariposa buscando la salida, ya que se había olvidado de dónde era.
—¿Dónde estará Ginko? —se preguntaba el ojimiel mientras caminaba por los pasillos sin rumbo. Al final, salió al patio sin darse cuenta y estuvo a punto de dar media vuelta cuando escuchó unas risas.
—¿Hmn? ¿Y eso? —Se asomó para ver a quién pertenecían esas voces y vio que eran de Tanjiro Kamado y su hermana Nezuko. Tanjiro estaba sentado en el césped, al igual que Nezuko, haciéndole unas trenzas. Muichiro dudaba si acercarse o no, pero al parecer Tanjiro notó su presencia.
—¡Tokito-kun! —lo llamó con una sonrisa—. ¡Vamos, acércate!
Muichiro se puso nervioso, pero igualmente se acercó y se sentó a su lado.
—¿Qué tal, Tokito-kun? ¿Vienes de una misión? ¿Qué tal estuvo? —preguntó Tanjiro con una sonrisa mientras seguía haciéndole las trenzas a la ojimiel.
—Eh... pues... —Muichiro se sentía algo nervioso; nadie le hablaba tanto o de esa manera. Solo hablaba con sus compañeros en las misiones y, el resto del tiempo, estaba solo o evitaba a Pilares como Mitsuri o Rengoku. Otros cazadores simplemente no se le acercaban porque se sentían intimidados por el ojiazul, aunque él fuera menor, pero con Tanjiro se sentía diferente...
—Bi-bien. Yo... acabo de venir a que me revisen unas heridas y, al querer salir, me olvidé por dónde se salía y acabé aquí... —dijo, a lo que el peliburdeos se rió ligeramente. A Muichiro, si hubiera sido con otra persona, pensaría que se estaban burlando de él y se molestaría, pero además de que sabía que Tanjiro no era así, le gustaba mucho su risa; era muy dulce y le hacía sonreír.
—Bueno, ya he terminado. ¿Te gusta, Nezuko? Son igualitas a las de la señorita Kanroji.
—¡Sí! —dijo Nezuko ya sin su bambú. Su vista se fijó en Muichiro y se acercó a él—. Mui-Muichiro-kun...
—Oh... ¿sabes quién soy? —preguntó sorprendido de que pudiera hablar y le reconociera.
—Oh, Nezuko, ven aquí —llamó Tanjiro, a lo que Nezuko le miró—. Ah, tienes que llamarlo por su nombre honorífico que es Tokito-kun, ¿de acuerdo? —dijo Tanjiro, a lo que Nezuko ladeó la cabeza sin entender mucho.
—No pasa nada, Tanjiro, puede llamarme Muichiro-kun si quiere. Y... tú también puedes llamarme así... si quieres, claro... —dijo Muichiro sonriendo a Tanjiro mientras acariciaba la cabecita de Nezuko. Tanjiro se sorprendió por ello, pero le sonrió asintiendo. "Tokito-kun tiene una sonrisa muy bonita", pensó algo sonrojado por ello.
—¿Me veo bonita? —preguntó Nezuko sujetando sus trenzas y enseñándolas.
—Sí, Nezuko, te ves muy bonita —dijo el ojiazul, aún acariciando la cabeza de Nezuko.
—Toki... digo, Muichiro-kun, ¿te gustaría que te hiciéramos unas trenzas? Seguro te quedarían muy bien —preguntó Tanjiro.
—Eh... sí, claro, ¿por qué no? —dijo Muichiro, a lo que Tanjiro y Nezuko se pusieron detrás de él para hacerle las trenzas. Tanjiro hacía un lado y Nezuko el otro, mientras Muichiro estaba con la mirada perdida, algo nervioso porque especialmente Tanjiro estaba acariciando su cabello, lo que le ponía nervioso.
Menos mal que estaba detrás de él, ya que así no podía ver el gran sonrojo en su rostro.
—¡Ya está! Terminado —dijo Tanjiro después de un rato—. ¿Qué te parece? ¿Te gusta?
—Sí, están muy lindas, ¡gracias! —dijo con una sonrisa viendo sus trenzas.
—¡Espera! Te traeré un espejo para que te veas mejor, ¡ahora vuelvo! —dijo Tanjiro, levantándose y yendo corriendo hacia fuera. Muichiro y Nezuko se quedaron solos.
—Muichiro-kun... —llamó Nezuko acercándose a él y tirando de la manga de su brazo.
—¿Qué pasa, Nezuko?
—Muichiro-kun... ¿te gusta mi onii-san? —preguntó Nezuko ladeando la cabeza, a lo que a Muichiro se le enrojeció toda la cara, parecía un tomate.
—Po... ¿por qué preguntas eso, Nezuko? —preguntó avergonzado, tapándose el rostro con la manga de su mano.
—Porque Zenitsu dijo que tú gustabas de Tanjiro por el sonido que hacía tu corazón al estar con él —decía Nezuko, mientras Muichiro pensaba "Maldito llorón cabeza de plátano, ¿cómo se le ocurre decir ese tipo de cosas a más gente? Le voy a dejar sin respirar en el próximo entrenamiento".
—¿Muichiro-kun? ¿Te gusta mi onii-san? —volvió a preguntar Nezuko ya que Muichiro se había perdido en sus pensamientos.
—Eh... bueno,sí, me gusta..—dijo algo nervioso sujetando sus trenzas—. ¿No te molesta?
—¡Claro que no! Solo quería asegurarme de eso, además de que a mi onii-san tam... —fue interrumpida ya que Tanjiro llegó con el espejo.
—¡Muichiro-kun! Ya tengo el espejo —dijo Tanjiro poniéndoselo frente a él—. ¿Te gusta?
—Sí, me gusta mucho, gracias...
—No hay de qué, Mui-kun...
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