Eclipse de almas

7. "El carro"

"Esta carta muestra el poder del consciente humano, por sobre todas las cosas.
Destaca el blanco y el negro, con una misma relevancia en el primer plano de la imagen, indicando la necesidad de unificar la razón y la emoción, sin poner más peso en una qué en otra.
Quien conduce el carro tiene la fuerza de voluntad para manejar hacia lo que quiere, lo cual le ayuda a lograr el éxito en lo que se ha propuesto."

En la mañana siguiente me desperté y mis padres seguían dormidos.
Así que de nuevo fui a ver a Kook, quién para mi sorpresa, ya estaba alistándose para irse a trabajar.

-Kook, Buenos días. -Dije mientras le daba un pequeño beso en los labios.

-Hola bebé.

-¿Quiéres desayunar algo?, ¿No quieres probar el pastel de ayer?

-Emmm... Si, esta bien. -Respondió tímido.

Bajé inmediatamente para servir ate, queso y uvas, en un plato, mientras que pastel en otro.
Y un café.

En casa no consumimos azúcar, así que le di un poco de monkfruit para endulzar.

Kook olió el café antes de tomárselo y luego hizo una mueca qué parecía de disgusto.

-¿Está todo bien?

-Ese endulzante a jarabe. -Dijo para después terminarse el café por completo.

Tal vez yo nunca lo he percibido así porque el azúcar ha estado prohibido toda mi vida.

La próxima vez compraré azúcar.

-¿Por qué te lo tomaste, si no te gustó?.- Pregunté curioso, porque cuando algo no me gusta, simplemente lo tiro.

-Cuando pasas días sin comer, aprendes a valorar lo que te ofrecen. Jamás rechazo una comida.

El escuchar eso de Kook me hizo sentir culpable por devolver la comida o esconderla cuando salía con mis amigos, para que no se dieran cuenta de que había dejado de comer porque mi madre dijo que había subido de peso.

Posterior a eso, Kook se fue al trabajo.

-Te escribo cuando llegue allá. Gracias por todo amor. -Susurró el, para luego besarme antes de poner un pie afuera de la puerta.

Así era, en casa también podíamos estar juntos, gracias a la atención tan dispersa de mi familia en las mañanas para alistarse a sus deberes.

Cada vez que Kook viene a mi casa, se ha convertido en una costumbre despedirnos con un tierno beso en los labios. Solo la puerta y nosotros frente a frente.
Tal vez era la necesidad inconsciente de volver a unir nuestros labios, después de pasar tiempo fingiendo ser solo amigos. Tal vez era la necesidad de recordarme a mí mismo que Kook no es solo mi amigo, es mi novio.

Cerré la puerta viendo como se iba, con las botas y la mochila negra de siempre.

...

Bajé a preparar el desayuno para mi hermano, y por educación, para Chloe.

Omelette con queso de cabra y arúgula.

Puse las claras de huevo en el sartén.

-¿Podemos hablar? -De nuevo Chloe.

-Buenos días, Chloe. -Ya me tenía cansado, pero debía ser educado. - ¿Cómo estás?

-Bien. Sobre ayer, perdón si me vi muy insistente, tomé mucho y no me di cuenta de la forma en que te hablé. Pero lo que dije es cierto.
Yo estaba pasando por un mal momento, con mi familia, con todo.