Los Gemelos Están en Todo

3. Un mes después

Un mes. Un mes había pasado desde entonces. Desde aquello acontecimientos tan placenteros. Tan dolientes a la vez. Tan confusos.

A los hermanos les llevó un par de semanas volver a hablar. Sus padres se percataron de ello, pero Mabel solo les mintió diciéndoles que Dipper había entrado por accidente al baño mientras ella se quitaba la ropa. Era lo único que se le ocurrió como excusa.

No volvieron a hablar de repente. Todo empezó con un simple saludo ocasional. De un saludo, a un "¿Cómo te fue hoy?", y de eso a una charla, cada vez un poco más larga.

De a poco, pudieron "reencontrarse", pero fue un mes entero el que les llevó para volver a ser casi como antes uno con el otro.

No hablaron de lo ocurrido aquella noche. Prefirieron olvidarlo, dejarlo como algo que simplemente "pasó".

Fue en esta tarde del 10 de julio en particular, que Mabel tuvo algo importante que decirle a su hermano. Algo que ella pensó, quizás, cambiaría las cosas.

Había terminado de desayunar y se despidió de su madre, yendo escaleras arriba, a la habitación de ambos. Abrió la puerta y vio a su hermano recostado en la cama leyendo una revista. Este último levantó un poco la mirada y la vio entrar, hablándole.

—Hey —saludó—. ¿Ya desayunaste?

—Sip, mis cereales estaban muy bien la verdad.

—Sí, los míos también.

El chico, que había vuelto a la lectura de su revista, se alertó al escuchar un clic en la puerta. Miró confundido a su gemela, dejando la revista a un lado.

—¿Trabaste la puerta?

—Sí, tengo algo que decirte —le dijo sonriendo de lado, sentándose en el borde de la cama del chico.

Él imitó su acción y también se sentó. Curioso, pero también esperando que no sea lo que él pensaba.

—Bueno, yo...

—Mabel —la interrumpió—. Si es por lo de esa noche, ya dijimos que no impor...

—No... No, no es sobre eso, es otra cosa.

—Ah... ¿Y qué es?

Hubo un silencio corto. Mabel buscaba cómo empezar.

—Rompí con Justin.

—¡¿Qué?! —exclamó su gemelo, sorprendido.

—Sí, bueno. No éramos tal para cual al final de todo. Pero estamos bien. Ambos buscaremos una nueva vida. Yo ya encontré a alguien más —sonrió al final.

—¿Sí? ¿Y quién es esta vez?

—Tú.

Dipper solo la miró, genuinamente sorprendido. Preguntándose si era una broma.

—¿Eh? —fue lo único que alcanzó a murmurar.

La castaña, con gentileza, se acercó a su rostro, uniendo los labios de ambos. El menor abrió sus ojos como platos al principio, pero por alguna extraña razón, su cerebro solo se entregó al momento. Lo aceptó.

En un profundo beso correspondido que duró un buen rato, ambos se dejaron ir. Solo disfrutaron el ahora. Nada más les importaba.

Cuando se separaron, se miraron fijamente uno al otro. Mabel, con una mano en la mejilla de su gemelo.

—Te amo Dipp.

—Yo... yo más Mabs.