[capítulo 05]

70 9 1
                                    














































































Iván miraba de reojo a Rodrigo, sentado al otro lado del curso. Hoy en azabache había llegado y se sentó donde siempre, pero cuando Rodrigo llegó fué hacia otros bancos.

Se sentía horriblemente culpable por lo que pasó, el castaño no tenía ninguna culpa y él lo había tratado tan mal.

La clase era a lo que menos estaba escuchando. Sus pensamientos, acerca de cómo reconciliarse con en bajó, eran mucho más importante.

El timbre sonó e iván intentó acercarse a Rodrigo pero este lo evadió completamente. Con un nudo a la garganta y los ojos brillando por las lágrimas se fué a casa sin hablar con él.

Cuando llegó a casa tomó su celular y llamó a la persona que podría ayudarlo. Claramente, Tomás. Pulsó el botón de llamada y llevó el celular a su oreja.

—hola?— habló el Tomás.

—Tomi— su voz se notó quebrada.

—que pasó ahora Iván?— sabía que cuándo el alto lo llamaba, de algún problema se trataba.

—e-es Rodrigo—

Luego de contarle todo, llegó a la misma conclusión, tendría de disculparse con el castaño, pero no una simple, si no una honesta y verdadera disculpa.

"•••"

Rodrigo estaba como siempre, sin expresión alguna. Pero aunque lo negara, tenía un mínimo sentimiento de vacío en su interior. El silencio era aturdidor sin las risas del azabache o sus chistes sin sentido. Ahora se aburría, no tenía con quién hablar. Pero no iba a acercarse en lo absoluto. No tenía porqué, el otro tendría que disculparse.

Cuándo llegó a casa, sin nada que hacer, comenzó a hacer la tarea de biología, recordaba como Iván odiaba esa tarea, la puteaba tanto como podía. Se dió cuenta de que estaba pensando de nuevo en el alto, por lo que sacudió su cabeza intentando no pensar en él.

"•••"

Pasaron un par de días e Ivan aún no encontraba el momento para acercarse al bajó, ni el valor para encararlo.

Pero no debía dejar que el tiempo avanzará, si se tardaba demasiado, el bajo pensaría que lo odiaba y eso no iba a al caso, ni cerca.

Esa tarde después, de la escuela, pudo divisar ,entra tanta gente, al castaño. Corrió hacia él y lo tomó del brazo.

Rodrigo volteó y lo miró fijamente —qué querés?—

—podés acompañarme? Por favor, es un ratito—suplicó con sus últimas esperanzas.

El ojiverde simplemente asintió y siguió al azabache, quién se alejó un poco de la masa de personas.

Iván tenía la mirada clavada en sus zapatos, por lo nervioso que estaba.

—y bién?— habló queriendo irse.

El alto respiró una última vez, tomando la confianza suficiente para alzar su mirada, pero al ver los profundo ojos del bajó, toda la confianza que trajo a él, se drenó quién sabe a dónde.

—y-yo, emm— se quedó sin palabras.

—vos?—inclinó levemente su cabeza.

Cerró sus ojos fuertemente —perdóname por cómo traté, no debería haberlo hecho. No lo merecías para nada. Y yo como tremendo pelotudo te grité cosas horribles. Perdón yo n-no quería tratarte, así es... es solo que es tan frustrante que aveces pienso que no te importo, pero no te preocupes ya... no voy a pensar más de esa manera—abrió sus ojos —por favor... perdóname. No pen-pensé bien cuando dije todas esas cosas—

Rodrigo lo miró a los ojos pensando si perdonarlo o no y eso hacía que la ansiedad consumiera a Iván. Necesitaba una respuesta urgentemente y el castaño no se la estaba dando.










































577 palabras
















































El color de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora