Logical Impression | Fyozai

I

Aquel misterioso castaño que causó intriga en muchos, no volvió a ser visto por los alrededores de la facultad de Literatura.

Había pasado una semana desde su tropezón, el vendado no salía de la cabeza de Fyodor. A parte de que le pareció muy lindo, se le hacía extraño que haya estado allí.

Después de todo, ¿qué haría un jueves, a la salida, en mitad de año, rondando por una facultad a la que ni siquiera va?

Era muy raro, pero para dejar de pensar en el chico, empezó a pensar en sus estudios, y las cosas que tendría ese día.

Cuando llegó a su salón, una cantidad de cuchicheos y murmullos de sus compañeros lo abrumaron bastante. No lograba escuchar todo lo que decían, pero tenía que ver con él y el castaño.

Se apresuró para llegar a su banco, sacar sus audífonos, y poner las canciones de su banda favorita, Green Day.

Últimamente, todo lo abrumaba mucho. Sus compañeros, sus padres, su rata, el molesto de su mejor amigo, la facultad, las tareas, los ensayos, e incluso algunas veces la música. Todo lo que le gustaba empezaba a abrumarle.

Era un sentimiento de falta de aire, cómo si su garganta repentinamente se contraiga, impidiendo el paso de aire hacia sus pulmones.

Un mareo insoportable, acompañado con dolor de cabeza, y un molesto pitido en los oídos.

Fyodor lo odiaba.

Cuando por fin vió a su profesor, Sakunosuke Oda, entrar al salón, espero a que aparentemente todos estén callados para sacarse los audífonos.

Junto a Oda, entró otra persona, quién hizo quedar en boquiabierta a todos.

Era el castaño de la anterior semana, pero esta vez cargando con lo que parecía ser una mochila -que, en verdad, no era más que una simple bolsa de plástico- y un pequeño arnés con una piedra turquesa en el centro.

Luego de eso, su ropa seguía siendo la misma con la que se vió la anterior semana.

Un abrigo largo negro, una camisa blanca, un pantalón largo negro, y sus inolvidables vendas cubriendo gran parte de su cuerpo.

Seguía con la sonrisa pícara que Fyodor recordaba; lo que no recordaba eran las pequeñas band aids que ahora cubrían su mejilla y los nudillos de sus manos.

Luego de apreciarlo unos segundos más, dirigió su mirada nuevamente hacia el profesor, quién estaba a punto de empezar a hablar.

—Buenos días, chicos—Esperó una respuesta, aunque lo único que recibió fueron unos murmullos de asentimiento—. Antes de empezar la clase, como verán. tenemos a un alumno nuevo—Oda señaló al vendado con su mano—, él es Dazai Osamu. Espero que lo traten igual de bien como tratan a todos los demás.

Algunos rodaron los ojos, otros empezaron nuevamente a cuchichear, otros miraron a Dazai de arriba a abajo, y otros miraron a Fyodor.

Sakunosuke empezó a mirar al rededor del salón, buscando algún sitio donde pudiera colocar a Dazai. Cuando dió con él, se acercó para indicarlo.

—Bien, Dazai, puedes sentarte al lado de Dostoievski—Todos, menos Fyodor, soltaron un jadeo de sorpresa. El profesor señaló el banco, y continuó—. Él tiene todo aprobado y completo, puedes pedirle los apuntes para ponerte al día con todo—Miró a su al rededor, y acercándose un poco más para decir algo, aparentemente, más personal. Susurró—: Recuerda que te dimos esta oportunidad por tu alto nivel académico, no nos falles o será la última vez. La próxima no se te admitirá venir a mitad de año ni te daré más opciones.