Era la víspera de navidad, la noche de un solitario veinticuatro de diciembre. Las calles estaban desoladas, ya que todos estarían disfrutando con sus familias el especial evento; pero para Dazai no era así. Su única familia era su padre, y él -gracias a un Dios en el que no creía- se encontraba fuera de Japón. La única compañía que tenía eran los pobres perros callejeros que buscaban comida entre la basura; animales asquerosos.
Chasqueó la lengua con fastidio, sintiendo como el frío indundaba su cuerpo. Había salido desabrigado, ahora se arrepentía, ya que nieve y unas pequeñas gotas de agua empezaron a caer.
Aunque le molestara, no le dió importancia y siguió su camino. Se dirigió al único lugar que estaba abierto en esas fechas, mientras perdía el tiempo intentando prender un cigarrillo que, obviamente, se apagó pronto.
Puso sus manos en los bolsillos de su gabardina negra, cerró los ojos y siguió por el camino que de memoria ya sabía. Escalofríos recorrían la largura de su cuerpo, desde los pies, hasta la cabeza, pero él lo ignoraba.
Una vez su rostro fue iluminado por la luz del fluorescente cartel de aquel bar, permitió que el aire fresco entre a sus pulmones, y, mientras lo exhalaba, entró al lugar.
Una luz cálida hacía que el lugar se sienta acogedor, sumando la suave música que lo ambientaba de fondo. Era un lugar muy tranquilo, allí solo estaba el bartender y él. Perfecto.
Se sentó en uno de los taburetes, junto a un gato de tres distintos colores, que rápidamente lo miró con ojos expectantes.
—¿Qué pasa, maestro? — Le susurró al gato, acariciando sus orejas, hasta que el bartender se acercó a él. Como siempre, eligiría un whisky, aunque también le gusta bromear —: Un vaso de whisky con cloro, por favor.
El hombre se rió, negó la cabeza, y rápidamente preparó la bebida pedida -obviamente, sin cloro-. Puso un pequeño posavasos frente a Dazai y colocó la bebida alcohólica sobre él. Después de esto, se retiró.
Dazai se quedó solo con sus pensamientos, jugando con el circular hielo que contenía la bebida. Dió un apresurado sorbo, por lo que su garganta se quemó, logrando que un gemido ronco de placer escapara de la misma.
Sonrió con nostalgia, le encantaba ese lugar. Por lo bajo, y para sí mismo, susurró:
—Por los perros callejeros...
La tristeza en su mirada hablaba más que mil palabras.
Sacó de su gabardina una pequeña foto, en la que estaba
Cuando terminó su vaso, pidió otro, y otro, y otro, y otros más. Sin esperarlo, finalmente era el veinticinco de diciembre. Otro veinticinco de diciembre solo y borracho.
Se levantó del taburete, dejando la paga y una pequeña propina, acariciando al gato antes de salir del local.
Al salir, vió los fuegos artificiales con borrosidad, ya que había niebla. Todo se sentía muy extraño, a penas podía mantenerse de pie; pero aún así, siguió caminando, hasta que una voz que conocía lo detuvo.
—¿Dazai? ¿Qué haces aquí? — Un acento ruso invadió sus oídos, al darse vuelta, estaba Fyodor, que lucía confundido y cansado. Imprevistamente, el castaño apoyó su cuerpo sobre él.
El chico estaba completamente helado.
Quitó su ushanka de su cabeza para acomodarlo en la del castaño, alejándolo un poco, mientras buscaba en su mochila un par de guantes y otro abrigo. Dazai no dijo ni una sola palabra en ningún momento, simplemente miraba.
Cuando Fyodor terminó de abrigarlo, sonrió complacido y sacó un pequeño paquete de cigarrillos de su bolsillo. Aunque la nieve no había dejado de caer, la lluvia si.
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Logical Impression | Fyozai
FanfictionFyodor Dostoievski tenía veintitrés años cuando empezó la universidad de literatura; veintitrés años cuándo chocó con el chico que pronto cambiaría su vida. Fyozai AU Angst/soft Contenido sensible ‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿‿︵‿︵‿︵ ‿︵‿︵‿‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿୨୧ ✧ ୨୧‿︵‿︵‿︵ ‿︵...