Final

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Es mi último día de colegio para siempre, y no podria estar más contento. Papá quiere que piense en planes para la universidad, pero le dije que quería tomarme un año sabático y disfrutar antes de tomar ninguna decisión importante.

Esta mañana me ha dicho que me daría una gran sorpresa después de clase, y no puedo contener la emoción. Solo faltan unas horas para que acabe el día y pueda ir a casa a enterarme. Lleva semanas molestándome, pero él es bueno manteniéndome a la expectativa.

Asistir a todas mis clases no tiene sentido, pero hago lo que me dice porque no quiero estropear mi sorpresa. Por suerte, cuando llega la hora de ir a la clase de la señora Welborne, paso de largo y voy directamente al despacho del director.

He estado pensando en este momento desde que dejé al director Jeon ayer, y anoche no podía pensar en otra cosa. No dejaba de preguntarme si se masturbaba después de que me fuera y por qué no me dejaba mirar. Especialmente después de haberme tocado como lo hizo. Solo pensar en él deslizando su dedo por mi culo me hace sonrojar.

¿Soy un bicho raro por gustarme?
¿A quién le importa?

Me sentí tan bien, y espero que lo haga de nuevo hoy.
En realidad, espero que lo haga mucho más.

Todo al sur de mi ombligo vibra cuando empujo la puerta de su despacho y dejo caer la mochila junto a la puerta. Llevo el uniforme desabrochado lo suficiente como para que se me vea el pecho y la falda lo suficientemente subida como para que, si estiro los brazos por encima de la cabeza, se me vea el culo y la polla.

Por la forma en que me mira el director Jeon, me doy cuenta de que aprecia los ligeros cambios en el código de vestimenta de la escuela.

—Pasa, Jimin, y toma asiento. Tengo lápiz y papel para que escribas líneas. —Señala la silla que tiene delante y veo los útiles esperándome.

—Oh. —digo mientras la decepción hace que se me hunda el estómago.

No hace ningún movimiento mientras me acerco lentamente y me siento en la silla frente a su escritorio. Pero en cuanto me siento, me levanto y miro el asiento. Es diferente al de antes, y algo me pincha.

—¿Va todo bien? —pregunta el director Jeon y aprieto el cuero liso.

—Algo afilado sobresale. —Cuando presiono el material, puedo ver un resorte asomando, y eso debe haber sido lo que era.

—Lo siento mucho. Las sillas pueden estar un poco desgastadas. Prueba con la de al lado. —Me señala la siguiente y voy a probarla.

En cuanto mi trasero entra en contacto con el asiento, de nuevo me pincha un muelle metálico.

—Ouch, éste también.

—Oh no, eso no es bueno. —Y cuando lo dice, hay algo en su tono que está fuera de lugar. —Ahora, ¿dónde te sentarás? —Mira por la habitación y lo sigo.

No hay más sillas en el despacho ni otros sitios donde pueda sentarme. Excepto...

—¿Por qué no vienes aquí? —ofrece y se da unas palmaditas en el regazo. —Trae papel y lápiz.

Aprieto los labios para ocultar mi sonrisa mientras recojo mis cosas y camino alrededor de su gran escritorio de madera. Cuando estoy frente a él, me mira y abre los brazos.
Dejo mis cosas sobre el escritorio, me doy la vuelta y bajo lentamente hasta su regazo. Se queda quieto mientras me muevo un poco para acomodarme y entonces me doy cuenta de que hay algo largo y duro empujando justo contra mi trasero.

Debo de haber soltado un grito ahogado, porque se ríe y sus manos se posan en mis caderas.

Me quedo paralizado mientras desliza las palmas de las manos por la parte superior de mis muslos desnudos y luego por el interior de las rodillas. Con manos firmes, me separa las piernas y las coloca en la parte exterior de sus rodillas, de modo que me quedo abierto.

Castigado por el director Kookmin +18 O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora