Batería Extra

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Por cuarta vez esa noche, Barry se corrió, tremendamente exhausto, en los brazos de un entusiasmado Infinite que parecía no dar tregua en la cama. El chacal tenía una energía aterradoramente inagotable, tanto, que después de venirse, volteó a Barry contra las almohadas para una ronda más.

—Agh... nhg... Infinite... No me digas que aún quieres más... ¡Ah! —gimió Barry cuando sintió la enorme dotación del chacal entrar con mucha facilidad en su ya estimulado agujero.

—Lo siento, ¿quieres parar? —preguntó en un suave y ardiente susurro en su oreja—. ¿Aún cuando estás así?

Golpeó la próstata del quokka profundamente, mientras con una mano rodeaba su ya endurecido miembro y Barry no tuviera más remedio que dejar salir un adorable gemido de placer. No, no se sentía capaz de parar después de escuchar semejante belleza.

—No... es que... Gadget ya está dormido, vamos... a despertarlo... ngh... —intentó reprochar, pero rápidamente su voz se llenó de placer una vez más.

—Tú sabes que Gadget solo aguanta dos rondas y luego se duerme como un tronco —respondió Infinite con cierta gracia, observando la espalda de su quokka arquearse deliciosamente debajo de él—. Y permanecerá así hasta mañana, ni siquiera una puta alarma podría despertarlo. Puedes gritar todo lo que quieras.

La vista y el chapoteo contra ese par de globos jugosos, marcados y mordisqueados era tan obsceno para Infinite, que enterrando las uñas en las caderas del cansado quokka, terminó de embestirlo sin ninguna clase de sutileza y ambos alcanzaron el climax, Barry gimiendo de placer e Infinite liberando toda semilla que aún le quedaba dentro de él, sin desperdiciar ni una sola gota.

Infinite se recostó sobre un derrotado Barry, aún en su interior, intentando recobrar el aliento. Besó su cuello, ya mordido y lamido por veces anteriores y se dispuso a dejarlo descansar.

—Tanto tú como Gadget me hacen sentir muy bien, pero es un alivio tenerte a ti cuando Gadget no es capaz de aguantar —río, retirando su miembro de él y recostandose a un lado de Barry, para la tranquilidad de este.

—¿Cómo lo hacías antes de que llegara yo entonces?

Infinite dejó salir una risilla antes de responder.

—Gadget sencillamente se obligaba a permanecer despierto, a pesar de que más parecía que lo estaba haciendo con un estropajo que con un lobo —Acarició la cabeza del lobo suavemente, mirándolo dormir, mientras que Gadget hacía un pequeño murmullo en sueños—, pero desde que llegaste tú, ya ni se molesta en hacerlo.

Barry levantó la cabeza confundido, a modo de protesta.

—¡¿Quieres decir que soy tu batería extra?!

—Quiere decir que tú aguantas un poco más, lo que no quiere decir que debas obligarte a hacerlo tampoco —aclaró, acercando al quokka hasta su pecho y depositando un tierno beso en su frente.

—Pero sigo despierto y quiero dormir —reprochó. Aun cuando estaba oscuro e Infinite no lo veía, podía imaginar su ceño fruncido y cachetes inflados de su adorable quokka.

—Me extraña que lo digas, ya que por lo general los quokkas son animales nocturnos —aseguró, riendo ante el pequeño quokka bostezando a regañadientes—. Duerme, mi amor. Mañana será otro día para jugar con ustedes dos~

Y como si sus palabras hubiesen sido un conjuro, Barry se quedó profundamente dormido. Los tres unidos en esa gran y cómoda cama, Infinite también cerró sus ojos, muy complacido de haber hecho un buen trabajo, dejando a sus dos amantes bien dormidos y, cómo no, bien follados.

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