Ana puso a prueba una vez más las cuerdas que la tenían amarrada al poste de luz, soltando un exasperado suspiro debido a la situación en la que se encontraba. No era exactamente lo que había planeado para su noche.“Mierda... Ya te lo dije. No trabajo para ______, vengo a ayudarte tal como lo solicitaste”
Había decidido rendirse ante los llamados rebeldes cuando fue recibida en la guarida por manos llenas de bates, queriendo evitar cualquier derramamiento de sangre (en especial si se trataba de la suya) y esperando a que con suerte llegaran a un acuerdo en su lugar. Eso la devolvía a su predicamento actual, amarrada en lo que parecía ser una habitación de interrogatorio bastante improvisada.
“¿Esperas que crea que tú eres la 'famosa matona' que viene a ayudarnos a vencer al tirano de ______?” la líder de los rebeldes no parecía nada convencida. “¿Cómo sabré que no eres una espía mandada por él para infiltrarte y matarnos?”
Miró fijamente a la belleza salvaje que tenía en frente.
“¿Famosa? No sabía que era tan conocida” le sonrió con arrogancia. “Debe haber una manera de convencerte de que soy la famosa matona y no una sucia espía de _____” encogió los hombros con indiferencia, recargándose contra el poste.
“Ese bastardo de ____ ha mandado a tantos para cazarnos y de repente apareces tú, no me sorprendería”
Observó a la morena beberse lo que quedaba del botellín de cerveza, antes de que la dejara en el suelo y diera unos pasos al frente para verla mejor, suponía.
Mirándola de arriba hacia abajo la morena pudo deducir que la mujer debía tener al menos algún tipo de preparación debido al cuerpo fornido y estatura elevada. Las prendas ligeras que vestía dejaban a la vista una generosa cantidad de músculos, definidos por lo que debían ser años de entrenamiento. Desprendía un aire de confianza y serenidad, pareciendo disfrutar de la atención que Alejandra le estaba dando.
“Puede que haya una forma de demostrar que eres quien dices ser” hubo un cambio en su voz, ahora teñida con curiosidad, en especial cuando se percató de que Ana la miraba con el mismo interés, mayormente enfocada en el generoso busto que su vestido corto revelaba. “¿Disfrutando de la vista?”.
“Podría preguntarte lo mismo, pero no lo haré. No me molesta que me mires” replicó de manera sugerente, ambas pudiendo sentir cómo el ambiente comenzaba a electrificarse y ponerse más peligroso, travieso.
El silencio reinó por unos momentos mientras se miraban fijamente, Ana esperando a que la rebelde hiciera algún movimiento y Alejandra pensando en que no era de las que se acobardaba cuando veía algo que le gustaba o deseaba tener. Dando otro pasó al frente con un contorneo de caderas, se inclinó hasta que sus rostros estuvieron a unos pocos centímetros de distancia.
“Entonces... ¿Vas a decirme cómo puedo convencerte, Alejandra?”
“Dicen que eres la mejor en tu trabajo, como si fueras una especie de diosa invencible” La pelinegra le susurraba al oído, acariciando uno de sus musculosos muslos con una mano, trazando lentos círculos sobre él.
“Única y... Con una sorpresa extra” Ana gruñó al sentir que alguien despertaba entre sus piernas.
“No negaré que estoy llena de sorpresas” usó un tono juguetón al responder, esa mano seguía avanzando por su pierna hacia arriba, masajeando. “Y si lo que necesitas es hacer una inspección, tampoco estoy en posición de oponerme”
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𝘜𝘯 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘪𝘯𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘣𝘭𝘦 - 𝘈𝘭𝘦 𝘺 𝘈𝘯𝘢 +18
De TodoAna debe encontrarse con los "rebeldes", una pandilla en guerra con el grupo de ________ y su tiranía sobre la ciudad. Las cosas no van de acuerdo a lo planeado cuando conoce a Alejandra, pero su reunión será sin duda alguna memorable. O el AU dond...