Talk 7

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El azabache de cabellos largos cantaba, otra de las tantas canciones que se sabía, cantaba con tanta emoción la letra y tan armoniosa su voz, que nadie sospecharía que era una de las tantas canciones que se sabía al cien por ciento pero que ya no generaba nada en él.

Pero seguía cantando para su novio.

Su voz se corta de repente cuando la puerta de la habitación se abre, sus ojos de abren con sorpresa al ver al latino que acaba de hacer presencia luego de varios días.

— Miles.. Bahee. —sonríe, el otro apenas lo intenta.

El recién llegado pasa su vista del hindú al ingles, su boca se abre para hablar pero las lágrimas surgen antes que su voz.

El menor se apresura a abrazarlo, apretando su cuerpo dulcemente, el mayor esconde su rostro en el hombro del otro, encogiéndose en brazos del más bajito.

— Está bien, Bahee, no hay porqué llorar—murmura el otro, el pelinegro niega.

— No, Pavitr, hay mucho para llorar... Es demasiado— dice entre lágrimas—. Ya pasaron dos semanas y todavía nada... Quiero que termine, Pav.

—No digas eso, Miles, Hobie podría escucharte y-

—Hobie no está— el moreno se separa del menor, quién queda con los brazos abiertos del abrazo con sorpresa—. Hobie no quiso nunca estar aquí, por eso está así ahora, Pavitr... El amor te está cegando, Prabhakar, ¿No ves?

El azabache niega, sus ojos se llenan de lágrimas.

—Él está durmiendo, Miles—olvida por completo el formalismo, dejando de usar su lengua hindi con Miles—. Y cuando despierte él-

—Nunca lo hará, Pavitr— lo interrumpe de nuevo—. El hizo todo a propósito para no regresar. Pero tú no tienes que atarte a él, Pavitr, puedes volver al mundo y seguir... Hay que avanzar.

El menor niega de nuevo, con más ganas.

— No vine por él— añade el mayor—. Vine por ti, tu puedes vivir, Hobbie ya no-

—Vete, Miles.

El menor estaba por explotar en llanto, el latino lo notó, abrió la boca para replicar pero el otro abrió la puerta y lo arrastró hasta la salida, cerrando con fuerza detrás de él.

Sollozó un par de minutos, hasta que limpió sus mejillas con fuerza, se volteó para ver a su novio, notó una lágrima resbalar por la pálida mejilla de este.

—Oh, Hobie, no, no llores— se apresuró a limpiar con suavidad el rostro del pelinegro—. No lo escuches... Te dije que estaban muy idiotas todos, tu mejor amigo incluído.

࿔⠀⠀𝗦𝗅𝖾𝖾𝗉𝗍𝖺𝗅𝗄⠀「 𝐂𝐡𝐚𝐢𝐩𝐮𝐧𝐤 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora