CAPÍTULO 2

12 5 0
                                    

El día siguiente no iba a empezar mejor de lo que terminó el anterior, ya os lo adelanto. Las dos primeras horas de clase eran las optativas de cada rama y, como imaginareis, estuve solo toda la mañana. Por desgracia, Miguel y un par de chicos más también estaba en esas clases. ¿Me atreveré a hablar con alguien?

Todos eran amigos y se conocían del equipo de fútbol del colegio y, aunque se diferenciaban algunos grupos en clase, se podría decir que todos hablaban entre ellos. Todos menos yo, aunque no era el único. Al fondo de la clase se encontraba Fran, el chico nuevo. Se pasó callado las dos horas; y yo también así que no se de que me quejo. Yo lo observé varias veces, pero él no apartaba la mirada de la pizarra, atendiendo en todo momento al profesor y pasando del resto de la clase. Como yo. ¿Había encontrado un igual? Alguien a quién poder integrar con mis amigas. Ojalá poder tener un amigO algún día.

-Un 40% de la nota final será un trabajo que haréis en grupos de tres- dijo el profesor de Anatomía interrumpiendo mis pensamientos.

-Estás de coña- suspiré hacia mis adentros mientras maldecía al profesor.

Obligados a hacer trabajos en equipo, no podía entenderlo. El colegio había decidido hacerme complot este año y no pararían hasta conseguirlo. Hay una larga lista de cosas que odio del colegio, ya iréis averiguando. Y evidentemente, hacer trabajos en equipo ocupa un puesto bastante alto de la lista.

No pasaron ni dos minutos desde la noticia y todo el mundo ya tenía su grupo de 3, excepto Fran y yo. Pobrecito, su primer día y no ha sido capaz de ponerse en un grupo para el trabajo. Lo mío si que era delito, dos años en clase con la mayoría de ellos y jamás había cruzado alguna palabra. Me tocará hacerlo con Fran, es la única opción que veo viable.

Sonó el timbre de clase y eso solo podía significar una cosa: tocaba patio. Por fin, por fin terminaban horas de tortura e iba a poder ver a mis amigas. Antes de que terminará de recoger mi mochila, una voz fuerte a la vez que dulce me interrumpió:

-Hola

Al escuchar esa voz solo pensé en Miguel y en querer salir corriendo de ahí pero no era él quién me dedico la primera palabra que recibí aquel día por parte de alguien. Me giré y lo vi, vi a Fran. No pude evitar fijarme en él. Era de pelo moreno y ojos verdosos, muy hipnotizantes diré. Tenía la cara repleta de pequeñas pecas, pero cero rastros de acné, que envidia. Me encantan las pecas. Me sacaba una cabeza y sus músculos parecían el doble de los míos. Lo miré de arriba abajo y, aturdido por su mirada y respiración, solo pensaba en que sería otro más que se uniría al resto de la clase y me vería como un bicho raro. Tardé 5 segundos en reaccionar y encima no me salían las palabras.

-Ho...hola- dije tímidamente. Me ruboricé al instante.

-Soy Fran, ¿te apetece que hagamos el trabajo juntos?- me preguntó mirándome fijamente.

Fran debió ver cómo me iba poniendo más rojo segundo tras segundo así que, sin dejarme pensar una respuesta, volvió a intervenir:

-¿Darío verdad? Perdona si te he molestado. Me he fijado durante la clase que no habías hecho ningún grupo y he pensado en preguntarte a ti.

-Eh, claro podemos hacerlo juntos- asentí.

-Genial, ya hablamos pues y encantado de conocerte Darío- dijo mientras salíamos de clase y finalmente aceleró tanto que lo perdí entre los alumnos que habían salido ya al pasillo.

Me entraron ganas de llorar, pero me resistí. Suspiré e intenté calmarme. Ya os dije que se me da mal conocer gente nueva y menos si no he podido prepararme previamente para ello.

Una vez salí al patio fui hacía un banco de piedra que estaba casi al fondo del todo. Allí nos reuníamos los 4 cada día para merendar y cotillear sobre la vida. Ana no paraba de hablar sobre música, le encanta. Sebastián Yatra, Aitana, BTS, Pablo Alborán y un largo etcétera de cantantes y grupos que la volvían loca. María y Belén no paraban de mencionar lo guapo y que era el nuevo profesor de Latín y me preguntaron a mí que me parecía. Quería decirles la verdad, que como a ellas, a mí también me parecía guapo, porque lo estaba viendo hacer guardia en el patio, pero en su lugar dije:

-¿Por qué me lo preguntáis a mí? Preguntadle a Ana, ¿no?- exclamé con tono seco. La conversación se quedó ahí. Ellas dos continuaron alabando al profesor mientras Ana y yo comentábamos como iban a ser las siguientes asignaturas.

-Toma, póntelo- exclamó Ana mientras me dejaba uno de sus auriculares.

Una de nuestras cosas favoritas para pasar el rato era escuchar música juntos mientras mirábamos al resto de alumnos del patio. Obviamente era BTS, no podía ser otro grupo si esa música salía del móvil de mi amiga. Yo hacía ver como que no me gustaba nada, aunque no era verdad. No sé si lo hacía para ocultar mi verdadero yo que estaba descubriendo o para que nadie más se enterase de que a mí, un chico, podría llegar a gustarme esa música. No me juzguéis, es muy complicado ver a los chicos de tu clase escuchando solamente música RAP y TRAP que a ti no te gusta y sin dar pie a conocer otros estilos musicales. Si, parece un colegio de neandertales, lo sé.

Mientras hablábamos y escuchábamos música, intentaba localizar a Fran con la mirada, pero fue misión imposible. Demasiada gente en el patio. Por dentro me moría de ganas de tener un amigo, así que pensaba en integrarlo al grupo, pero no lo encontré ese día.

El resto de las clases fueron muy interesantes, me dediqué a coger apuntes y a planificarme la tarde de estudio. Me gustaba mucho aprender, de hecho, soy de los que mejor nota sacan en todo. Bueno, casi todo, que Educación Física no está hecha para mí.

Al salir, Ana y yo nos fuimos a comer juntos para después ir los dos a mi casa a hacer los deberes y estudiar. Solíamos hacerlo una o dos veces a la semana, era como nuestro ritual de mejores amigos. Yo estaba contento de compartir la tarde con ella y a la vez la ayudaba con sus tareas.

Solo pensaba en llegar a casa y estar con Ana a solas. Era el momento, tenía que contarle que me gustaban los chicos. No podía callarlo más. Llevar ese secreto yo solo, dentro de mí... me comía por dentro.

Estuvimos toda la tarde haciendo apuntes de geografía. En mi pared había colgado un mapa mundial gigante, así que lo utilizamos para estudiar los países y sus capitales. Juntos nos hacíamos preguntas mientras señalábamos partes al azar del mapa. Ya estábamos agotados y a Ana la estaban a punto de venir a buscar ya. Pensé en que era el momento exacto para contarle mi secreto y quitármelo ya de en medio, pero en su lugar le mencioné a Fran:

-Oye, ¿Te has fijado en que hay un chico nuevo en clase?

-Sí, Fran- asintió Ana sin más.

-Voy a hacer un trabajo de Anatomía con él. Ni él ni yo teníamos grupo así que me preguntó para hacerlo con él- le expliqué.

-Genial. No se si es muy simpático. No ha dicho nada en ninguna clase- intervino Ana.

-Bueno, es su segundo día. Dale tiempo. Ya sabes como soy yo, quizás sea parecido- me encogí de hombros.

-Toda la razón. Si lo vemos mañana, hablamos con él.

En ese momento he de reconocer que me hizo gracia la pregunta. Es evidente que lo veremos, va a nuestra clase. Otra cosa muy distinta es si me atreveré o no a hablarme. Me había pedido hacer el trabajo con él, porque no tendría que ser majo, ¿verdad?

Respecto a lo que quería contarle a Ana, no pude. En otro momento será, pensé.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 15, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DÉJAME SERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora