Esto es ridículo

9 2 0
                                    

Sasuke acababa de dejar a Naruto en su casa, y ya iba de regreso a la suya, pensando no solo en lo feliz que le hacía volver a ver a Naruto después de tanto tiempo, sino que también estaría más cerca suyo y podría compartir más con él de lo que compartió en el pasado.

Las cosas habían cambiado bastante de como eran hace 3 años. Naruto en ese entonces era un niño de pocos amigos, y aunque solía llevarse bien con unos cuantos, el único amigo verdadero que había tenido hasta ese momento había sido el niño Uchiha. Sasuke por su parte no solo era de pocos amigos, sino también de pocas relaciones sociales. Iba a las clases solo a estudiar, hacer lo que tenía que hacer, y regresaba a su casa. Fue esta situación de ambos lo que llevó a que Iruka decidiera hacer algo para integrar un poco más a los dos chicos con sus compañeros.

En las clases de educación física, Sasuke destacaba por todo lo alto. Entendía a la perfección cómo hacer las cosas, y las hacía de la mejor manera, pero no sólo era inteligente sino que contaba con una forma física excelente. Naruto, en cambio, era como el otro lado de la misma moneda: él no contaba con una gran forma física, ni tampoco era muy bueno aprendiendo cosas nuevas, pero tenía cierto talento natural que le permitía hacer cosas sin saber cómo las hacía, lo cual lo hacía destacar en los deportes por momentos. Con esto presente, Iruka decidió que el equipo de fútbol que representaría a dicho curso sería uno donde los referentes serían Naruto y Sasuke. Así no solo los integraría al resto del curso, sino que también haría que ellos entre sí pudieran generar algo de cercanía, siendo que eran los dos más solitarios de la clase.

Y así fue, Iruka no sólo logró formar un equipo que fue campeón del torneo a pesar de su corta edad, sino que también logró que Naruto y Sasuke empezaran a tener algo de interacción: empezaron con palabras en la cancha, luego en las clases, y así sucesivamente los dos chicos fueron haciéndose más cercanos hasta terminar siendo amigos. Ahora ambos se hacían juntos en clase, hablaban más, incluso pasaban tiempo extraclase juntos.

Ya habían pasado 5 años de ese momento, pero tanto Naruto como Sasuke atesoraban ese recuerdo con todo, pues había sido el inicio de lo que hoy era la amistad más importante que cada uno tenía.

— ¡Itachi, ya estoy en casa! — gritó Sasuke al entrar a su casa, esperando alguna respuesta — bueno... parece que tampoco estará esta noche.

Sasuke dejó su mochila junto a la puerta de entrada al garaje, y subió directo a su habitación. Estaba cansado, y entre sus intenciones sólo estaba dormir, pero antes debía llamar a Sakura para contarle cómo había terminado su día, y desearle las buenas noches.

El Uchiha entró a su habitación, y se acostó en su cama de inmediato. Sacó su teléfono de su celular y le hizo una llamada a su novia. Mientras esperaba respuesta, empezó a mirar varias cosas que había en su biblioteca: su diploma de primaria, una fotografía de su navidad con Sakura, otra fotografía pero familiar, junto a Itachi y sus padres, su medalla del torneo que había ganado, y un trofeo en forma de botín. Junto a esos trofeos estaba la fotografía del equipo, donde Naruto y él se hallaban al frente, uno apoyado sobre el otro, y ambos sonrientes.

— ¿Sasuke? — dijo Sakura en medio de la llamada.

— Ah, lo siento Sakura, yo... estaba mirando algo y me distraje un momento.

— Hoy has estado muy distraído — dijo, soltando un suspiro — en fin... ¿cómo te fue con Naruto, qué hicieron que estuviste ocupado hasta tan tarde?

— Fuimos a un restaurante donde él y yo comíamos hace un tiempo, a él le gusta bastante el ramen de allá, pensé que sería un momento agradable.

— Ya veo, ¿fuiste hasta allá en moto?

— Claro, ¿de qué otra forma lo haría?

— Está bien, es tu decisión...

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora