Capítulo III

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El Castillo Oscuro parecía venir de sus recuerdos más lejanos, aunque había estado ahí pocos meses atrás. Ahora todo le parecía tan lejano. Bajó del lobo que los dejó en el portal de la heladísima Inverna y Angelie asintió haciendo que Dantarion se diera la vuelta y desapareciera entre la espesa nieve. El príncipe no pudo curiosear mucho sobre esa manera de comunicarse que tenían porque sintió que las piernas le fallaban, se sostuvo de la pared y el rostro de Angelie se volvió a pintar de preocupación. Se encontró a sí mismo odiando ese rostro, no quería causar lástima.

La pelirroja fue hasta él y pasó el brazo de Yoongi sobre sus hombros, era tan pequeña que el príncipe dudaba que fuera a ser de ayuda y juntando todas sus fuerzas caminó con ella hasta adentrarse al castillo.

No estaba preparado para la Gente Dormida, aunque Angelie le había explicado que todos estarían dormidos hasta que el nuevo rey reclamara su trono. Él le había dicho que era peor ir a Inverna, que nadie lo seguiría si lo veían en aquel estado y ella le había dicho que su padre estaba muerto "Lo siento" le había murmurado Yoongi, pero ella negó con la cabeza y continuó explicando: "La gente de Inverna duerme mientras el nuevo rey aparece. Estaremos solos en el castillo". Y así habían montado de nuevo a la criatura para continuar con su viaje, esta vez de manera más lenta, la pelirroja le había dicho que estaban demasiado al norte y los ejércitos de Hoseok estaban patrullando todos los caminos, que las huestes de Jungkook no se acercarían más.

El rey de Imperia estaba frenético, Namjoon trataba de calmarlo. Los caballeros habían vuelto con las manos vacías y contando que, a punto de atraparlo, una bestia había decapitado a los hombres de una forma tan veloz que sólo habían visto el rastro de un pelaje blanco. Las historias del lobo de Inverna comenzaron a correr entre los bares de la capital.

Una pelirroja se lo había llevado montada en un lobo blanco, habían alcanzado a ver y Jungkook río tapándose el rostro.

—Estaba casi muerto de hambre ¿crees que esa chica haya hecho algo por él? No sobrevivió—dijo su consejero.

—Nunca subestimes a Yoongi —contestó el rey entre dientes —Ahora el rey de Inverna ha muerto. Lo único que tiene que hacer es casarse con esa bastarda y los ejércitos invernantes se levantaran a seguirlo. Hoseok está movilizando a todo el norte.

—Era lo que querías —rebatió Namjoon y vio como Jungkook empezaba a reírse.

—Tienes razón —los ojos del rey se iluminaron mientras se sentaba —Ahora podré matar a Yoongi con mis propias manos después de hacerle ver cómo esa prometida suya va muriendo de a poco. Y cuando las cabezas de ambos estén en estacas, reclamaré Inverna —Namjoon asintió, con esa seriedad que lo caracterizaba.

Nunca había entrado a esa habitación. Su padre le había mirado con tanto enojo la vez que la vio jugando frente a esa puerta café al final del pasillo del primer piso, le gritó que no volviera, con la voz rugiéndole como si viniera desde el infierno y ella salió corriendo, con lágrimas heladas recorriendo sus mejillas de infante.

Ahora estaba ahí con Yoongi, que se había aferrado más a ella después de subir lentamente las escaleras. Respiraba trabajoso y cerraba los ojos como si le costara mantenerse despierto. Estaba pálido y ojeroso. Temblaba de frío.

—Ya estamos aquí, príncipe —Dijo intentando animarlo, que se quedara despierto hasta que lo hubiera recostado en la cama. El pelinegro asintió y caminó arrastrando los pies mientras Angelie abría la puerta.

Una calidez los envolvió, entraron a otro mundo de pronto que la piedra negra cubierta de nieve no podía traspasar. Donde la soledad del castillo se evaporaba. Ya no salía vaho de los labios del príncipe y los dorados y amarillos decoraban toda la habitación.

La Ciudad Escondida (Yoongi x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora