Encontrarse con su antiguo amor que le causó demasiado daño, hace que todo por lo que Hoseok tuvo que trabajar en sí mismo para sanar, se vaya al carajo. Aquel amor del que jamás pudo quitarse del corazón regresa para desordenar la vida que ahora es...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tal como Hoseok había imaginado, Jimin había preparado una fiesta sorpresa para él. Y es que el rubio tampoco pudo disimular mucho pues, días antes, había estado muy sospechoso, lo que hizo que Hoseok pudiera afirmar la celebración.
Jimin había preparado hasta el más mínimo detalle: desde la decoración, el pastel, la mesa de bocadillos e incluso cada uno de los invitados.
Las dos familias asistieron, así como unos pocos conocidos de sus empleos. Y Jimin esa mañana de la fiesta, le había pedido a la madre de Hoseok sacarlo del departamento para apresurarse a alistar la preparación sin que su novio estuviera presente.
Así que, aunque Hoseok lo sospechaba, no dijo nada. Cooperó, acompañando a su mamá a "comprar" nuevas cortinas para la casa de sus padres, por lo que la señora Jung lo tuvo dando vueltas por un buen rato dentro de la tienda.
Solo hasta que Jimin avisó que ya podían volver, y así se encontró con su celebración sorpresa.
Un poco de alcohol y botanas para comenzar, sus conocidos acercándose a intercambiar palabras, realmente la fiesta estaba marchando bastante bien.
Por lo que Hoseok se sintió demasiado feliz porque su novio se tomara el tiempo de preparar algo tan especial para él.
En la cocina, Hoseok buscaba más hielo y vasos, cuando su novio entró e inmediatamente lo abrazó por la espalda, dejando un beso en la curvatura del cuello.
—Cariño... Sé que dijiste que no querías nada especial... Lamento no obedecer tus órdenes... —Musitó sobre su oído, sin separarse del abrazo.
Hoseok sonrió para sí mismo, sintiendo su calor. —No te preocupes, Jimin... No estoy molesto, más bien estoy agradecido por lo que hiciste —giró para verlo de frente y entonces lo besó en los labios.
El rubio tomó su cintura, besándolo de vuelta, deleitándose con su boca sabor a cóctel de arándanos y vodka.
—Te mereces mucho más... —Susurró, juntando ambas frentes.
—Incluso hiciste venir a tus padres desde lejos, Minie. De verdad lo agradezco.
—Ellos estaban muy ansiosos de venir a vernos —rió bajo, escondiendo la cara en el cuello—. Luego de contarles acerca de nuestra relación, ellos se pusieron muy felices por nosotros.
Hoseok cerró los ojos un momento, aprovechando que el rubio no lo miraba más. Sí, estaba feliz, pero siempre estaba eso que quería hundirlo en su miseria.
Pero ignoró esos negativos pensamientos para no arruinar su momento. —Te quiero mucho, Jimin-ah...
—Te quiero mucho, Hoseok —respondió, dejando otro beso en la mejilla.
El timbre anunció a un nuevo invitado, así que se obligaron a separarse. —Yo abro, Minie. ¿Puedes llevar estos vasos y el hielo? —Pidió, señalando en la encimera de la cocina lo nombrado.