Summer splash [krkcck week]

Día 4 | Conciertos al aire libre

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Katsuki es terco por naturaleza

Sus padres le advirtieron -uno a gritos y el otro con preocupación- que ir a un concierto con la ola de calor que se pronosticó en las noticias para ese mismo día era un acto suicida.

Pero él se burló de ellos, sacando a lucir su vasta experiencia en conciertos y su gran resistencia al calor.

¿Qué demonios iba a pasarle?, ¿Pensaban los viejos que podía morir por algo tan patético como una insolación?

¡Bah! Estupideces.

Para empezar, era ilógico pensar que no tendrían puntos de sombra en el concierto.

Así, si se siente demasiado acalorados, irá por unos minutos a refrescarse allí y luego volverá al frente.

Los viejos solo estaban siendo demasiado sobreprotectores. Concluyó Katsuki. Retocando el bloqueador en su cara una última vez antes de mostrar su entrada al guardia de la entrada.

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Resulta que el lugar, el clima y el concierto en sí no fueron lo que Bakugō tenía pronosticado.

Había un par más de teloneros de los que pensó, alargando el tiempo de espera por, al menos, una hora más.

Una hora en la que Katsuki no se pudo refugiar en ningún punto de sombra. Porque no había ninguno de estos en el establecimiento.

Su botella de agua, vacía desde hace un rato, solo le proporcionó crueles tragos de agua caliente que no hicieron nada por disminuir el calor del cenizo.

Además, por si fuera poco, la cantidad de gente dentro del lugar era asfixiante.

Y es que, cuando Katsuki entró al lugar, vió un pequeño puesto de bebidas -que costaban un ojo de la cara-, una tienda no muy grande con una cruz roja en frente, y un grupo considerable de gente esperando poder entrar a cancha.

Pero ese grupo de gente no se parecía en nada al grupo que había ahora rodeando al rubio.

Ahora, realmente, Katsuki pensó que -tal vez- sus viejos no estaban tan equivocados al preocuparse por él.

Por lo que, ya sin importarle que el grupo que había estado esperando toda la tarde estaba tocando la intro de su canción más popular, Bakugō comenzó a inclinar su cuerpo hacia atrás.

A la mierda el concierto. Se sentía jodidamente extraño, y no iba a quedarse en medio de todos esos bastardos sudorosos a averiguar qué le estaba pasando.

Quizá estaba deshidratado. No sería extraño con lo poco que bebió y lo mucho que sudó hasta ahora. Así que su opción más sensata era huir de la multitud hasta llegar al pequeño puesto de bebidas de la entrada y tomar hasta sentirse mejor.

... O, al menos, ese era el plan.

De ahí hasta poder llevarlo a cabo era un gran tramo.

Y, a pesar de que Katsuki se consideraba a sí mismo un tipo fuerte, luego de un par de empujones hacia atrás, se dió cuenta de que la multitud no cedía. Y, en cambio, parecía que cada vez estaba más y más adelante.

Sumergiéndose de manera vertiginosa en el mar de gente.

De pronto, todos parecían más altos que él. Todos mucho más fuertes y grandes.