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Eliza jugaba con sus manos mientras trataba de explicar más o menos lo que estaba pasando entre ella y Pauline, a Camille se le estaba acabando la paciencia y los nervios estaban aumentando con solo pensar en la posibilidad de ser encontrada.

– Quiero que venga con nosotros. – Eliza hablaba como si buscara la aprobación de Camille. – Se que ya somo cuatro, pero tal vez podamos acomodarnos y...

– Y yo te dije que ya me tienen localizada, – contraatacó Pauline enojada, parecía que le faltaba paciencia en ese momento. Camille notaba que los ojos de la chica se cristalizaron de nuevo. – si falto, me encontraran de todas formas. No quiero poner a nadie en peligro y menos a ti, El.

Camille pudo escuchar como miles de cristales caían para romperse a la distancia, tal vez fue su imaginación, pero sintió como si ese fuera el corazón de su amiga. La cara de Eliza mostraba tristeza en su más puro estado y se notaba como intentaba mirar a otra dirección para que las lágrimas no salieran de sus ojos. Camille intento no gritarle a Pauline por ser tan egoísta y llevarse a Eliza a rastras.

Pauline intentaba ser razonable, Eliza intentaba ser persuasiva. Ninguna de esas estrategias estaban funcionando.

– Vamos, juro que nadie nos encontrara, el lugar es totalmente seguro y nadie lo conoce... – Liz seguía buscando buenas escusas para mantener a su amiga a salvo. Camille escuchó como Pauline susurró un silencioso "no". Eliza paro en seco, luciendo decepcionada. – ¿Cómo?

– Dije que no, El. –  respondió Pauline en un tono cortante.

– Me prometiste no dejarme en los momentos difíciles – dijo Eliza cortante, Camille no sabía si las lágrimas que salían eran de tristeza o rabia. 

Pauline exploto y empezó a hablar sin pensar, su paciencia parecía haber llegado a un límite.

– Eliza ¿¡qué no entiendes que con ellos estaré más segura!? ¿Qué los militares ya me tienen en la mira y que son mi única salvación? ¿Por qué piensas que tu plan va a funcionar? ¡Esto no es como los libros de ficción y fantasía con los que soñamos! Admítelo Eliza, tus planes nunca funcionan, ¡nunca!

Luego de la inminente explosión de emociones, Pauline cayó en cuenta de su error y salió corriendo del lugar sin mirar atrás, Eliza se encontraba paralizada y con la vista perdida. Camille no tuvo si quiera tiempo de gritarle por las atrocidades que acababa de decir, veía como la cabellera de la chica se perdía entre la multitud y miro enojadamente al gentío, rezando que su mirada estuviera quemándole el cabello entre la multitud.

Camille se llevo a Eliza lo más rápido que pudo de vuelta al teatro, sin mirar atrás y sin poder ver la expresión de dolor de su amiga. Si algún día volvía a ver a Pauline frente a frente, iban a tener un serio problema y Camille le iba a dirigir un discurso no tan pacífico.

Ya llegando a la entrada del teatro, justo antes de cruzar el umbral de la puerta con cuidado, se escuchó un grito de dolor en la multitud. Camille dio media vuelta para ver que estaba sucediendo, Eliza también lucía curiosa y alzo la mirada, la tristeza ahora estaba escondida bajo una mascara de seriedad.

Un hombre se estaba retorciendo en el piso, mientras intentaba arrancarse los ojos de sus cuencas, gritaba desesperado, como si la sensación de ver le causara mucha molestia. Un militar armado se acercó hasta el lo más rápido que pudo con una AK-47 en la mano, colocó el cañón del arma en la frente del hombre y se vio una explosión de masa cerebral sobre el patio. El hombre sin vida tenía hilos de sangre corriéndole por el rostro y chorros de cerebro que le llegaban hasta la nuca.

La expresión muerta del hombre reflejaba un horror indescriptible, sus ojos estaban en blanco. El militar que le había disparado segundos atrás hizo una orden silenciosa a sus hombres para que quitaran el cuerpo de su vista.

Otros tres militares se acercaron y agarraron en cuerpo sin cuidado, solo se escuchó la voz del hombre principal ordenando que el cuerpo fuera directo a un "quemador". Miles de ojos estaban posados sobre el cuerpo sin vida del hombre y los militares, esperando una explicación. Camille sentía se estaba quedando pálida, sus dedos no reaccionaban.

El militar que disparó al hombre empezó a hablar casi gritando para que todas las personas presentes fueran capaces de escucharlo. Camille cerró la puerta con cuidado para no ser descubiertos, ella rodó sus ojos mientras se imaginaba toda la basura política que estaba a punto de ser metida en la cabeza de todos esos chicos.

Volteo para mirar a Liz, tenía la mirada apagada y su vista se dirigía a la nada absoluta.

Camille quiso consolar a su amiga, decirle que todo iba a estar bien y que solo fue un error que se soltó en el momento, que todo se iba a solucionar y que tal vez algún día iban a despertar de esa pesadilla.

Escuchó unos pasos acercándose, Camille estaba a punto de gritar en forma de advertencia cuando se acordó que debían ser los chicos. Por un momento, se olvido que no solo eran ella y Eliza en el teatro.

– Yo no te abandonare, – susurró Camille lo suficientemente alto como que para Eliza escuchara, esta alzo la vista y la vio con una mirada llorosa y llena de agradecimiento. – tenlo por seguro.

ੈ✩‧₊˚Notas finalesੈ✩‧₊˚

Cuarto capitulo, más sufrimiento y apenas empezamos.

Siendo sincerx, según yo esto ya estaba publicado hace siglos y terminé quedando JAJDKAKKDA. No se olviden de darle apoyo a la historia.

- Jem <3

Nothing left for usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora