18.

5 0 0
                                    

Eliza se volteó a ver al dueño de la voz que habló en ese momento. Escondidos detrás de una pared, Camille y Mark los observaban con cautela, aunque solo se alcanzaba a ver dos pares de ojos junto con el cabello castaño y revoltoso de ambos. Cuando ambos lograron confirmar que si eran sus compañeros a los que les veían las caras todos los días en clases, salieron de su escondite.

Camille, con una mano sobre su pecho, soltó un suspiro de alivio.

– Te dije que no era ningún zombie... – le dijo Camille a Mark, empujándolo con su codo. – O lo que sea que sean esas cosas...

Eliza estaba a punto de decir que no eran zombies, o sea... Sí, eran humanos modificados genéticamente por algo extraño, pero no estaban muertos, así que no eran zombies. Antes de que pudiera hacer esa observación, Mark decidió abrir la boca.

– Oigan, lucen cansados... – empezó a decir Mark con una sonrisa extraña en su rostro. – ¿Qué hicieron para terminar así?

Camille le dio un codazo en las costillas y le mandó una mala mirada, a lo que el chico solo se rio, pero Eliza estaba tan estresada que tan solo quería...

– Jones, ¿por qué no mejor te metes una...

Eliza no pudo terminar su amenaza antes de que Camille le mandara una mirada fulminante a su dirección, su voz se fue haciendo un susurro de poco en poco y no llegó a completar la oración. Camille parecía estar mandándole mensajes por telepatía para que intentara ser más amable, Eliza solo se volteó a ver a Alex a modo de ayuda, pero él solo estaba mandándole señas obscenas a Mark en silencio. Eliza solo pudo fruncir el ceño en desesperación.

– Cállate, solo cierra la boca por cinco minutos, ¿sí? – dijo de la forma más calmada que pudo, mirando frustrada al techo. – No quiero molestarme más hoy.

El último comentario no iba dirigido a nadie en concreto, pero Camille le mandó una mirada de agradecimiento y se dispuso a regañar a Mark por el comentario que acababa de hacer, Eliza mentiría si decía que no sonrió al ver cómo es que Mark intentaba justificarse de manera inútil. 

Cuando el regaño terminó, Eliza solo pudo ver cómo es que Camille le mandaba una mirada molesta a Alex por ninguna razón y se acomodaba el cabello salvajemente, Alex simplemente le mandó una mala mirada de vuelta y se dio la vuelta. Eliza solo sonrió más ante las acciones de ambos y soltó una risa silenciosa.

– Okey... – dijo Mark de la nada. – No voy a preguntar qué está pasando, porque no voy a entender... pero tienen todo lo que acordaron, ¿verdad?

– No lo sé. – respondió Eliza, a lo que Mark le mandó una mirada que decía "¿Cómo no vas a saber, pedazo de imbécil?" – ¿Tienen ustedes lo que acordaron?

Para no hacer el momento más tenso, Camille entró con, al menos, tres bolsas de plástico de tamaño promedio con contenido tintineante. Sonreía con felicidad al ver el botín que había conseguido.

– Había más de lo que esperaba. – empezó a explicar la castaña. – Tenemos suministros hasta para regalar, y... – se puso a buscar con insistencia algo al fondo de una de las bolsas. – ¡Encontramos dos tubos de pasta dental! ¿no es increíble?

Alex soltó un bufido en modo de burla.

– ¿Por qué te emociona tanto la pasta dental? – preguntó, apoyando su espalda contra una pared.

Camille rodó los ojos.

– Si voy a morirme, – explicó con cuidado Camille, como si estuviera explicándole algo a un niño. – al menos, moriré con una buena higiene dental y con ropa limpia. Si alguien encuentra mi cadáver, me quiero ver linda.

Nothing left for usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora