Maledicta Felicitatis

49 4 3
                                    


—Esto es estúpido.

—Tu nivel de inconsciencia es estúpido. La idea de recibir este tipo de escándalos en tiempos tan oscuros solo nos llevará a la ruina por vicio.

—¿Y qué hay de todo lo que hemos compartido juntos?
¿Qué hay de todo lo que yo hice por tí...? —jadeó.

—suspiro. —Eso ya quedó en el pasado. Enterrado.
Junto con tu lealtad.

— AU en donde Severus le dice a Lily todas sus verdades, dándose cuenta a tiempo de la traición de Peter Pettigrew.

Otro fastidioso año en el colegio de Hogwarts.
Otro fastidioso año en el cual debería de soportar a la pandilla de profesores demasiado enceguecidos como para notar aquello que se hallaba frente a sus propias narices...

Hacía diez años que se había graduado del tan famoso Colegio de Magia y Hechicería, habiendo pagado el precio justo.

Después de siete años de innumerables torturas escolares, y desencuentros con quién antes había sido su director y ahora su colega más cercano, se prometió a sí mismo ser ese profesor que no había tenido para sí mismo.

Profesor de Pociones.

Y cómo no.
Era su materia predilecta, su hobbie en tiempos de caos y de crisis cuando lo único que podía hacer para escapar de San Potter Padre y sus amiguitos era esconderse en el viejo laboratorio de pociones de Slughorn y fingir que nada a su alrededor afectaba a su carácter o a su temple....

Hacer y deshacer pociones a su antojo le resultaba en extremo descongestionante; cuando sus lágrimas caían por el efecto de una bella belladona hervida durante dos grados más de lo recomendado y dos pizcas de ajenjo molido. Irritando su mirada.
Irritando su mirada y no por el efecto de la soledad y el rechazo que tan gratuitamente se le profesaba.

¿El qué?

¿Sólo por ser de la tan mal aclamada casa de Slytherin?

¿Sólo por ser hijo de una mujer Muggle y tener mayor capacidad de análisis y concentración que capacidad de socializar con quienes, él consideraba, resultaban meramente unos cobardes demasiado excéntricos que solo sabían pavonearse por el castillo?

¿Dónde estaba Dumbledore a todo esto?, ¿qué clase de educación se le ofrecía a los muchachos?, con la adolescencia mordiendo sus talones cual serpiente enroscada en su presa.

Muchas preguntas y pocas respuestas.

Él jamás había entendido ese maltrato hacia sí. Y durante muchas noches se había prometido a sí mismo que su tendencia, un tanto oscura de ánimos y cariño oculto bajo una estela de grisáceo polvo viejo, serían redimidos con un buen trato hacia cualquiera que osara encontrarse en su camino...

Estudiantes que necesitaban guía, necesitaban asistencia, no a un anciano “demasiado ocupado en sus propios asuntos”, como por aquél entonces se hacía llamar el gran viejo mago...

El mejor de todos sus tiempos.

En fín, tres y cuarto de la tarde y en rumbo hacia la sala de estudiantes de tercer año. Listo y más que dispuesto a dar clases de una materia que en verdad nunca amó, pero en la que contaba con más facilidad que realizar un Expelliarmus en una habitación semi vacía.

-ᴀᴜ ꜱᴇᴠᴇʀᴜꜱ ꜱɴᴀᴘᴇ- ᴍᴀʟᴇᴅɪᴄᴛᴀ ꜰᴇʟɪᴄɪᴛᴀᴛɪꜱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora