Dios me odia

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Han pasado tres años desde entonces. Teniendo en cuenta que el tiempo es diferente aquí, calculo que habrán pasado aproximadamente 18 horas en el mundo humano. Es mucho tiempo, pero es que la verdad que estos niños tienen un sentido de la orientación pésimo. Que los dioses me perdonen, pero sinceramente empiezo a creer que esta vez se equivocaron al elegirlos... - piensa Angewomon con resignación, ya que el destino del mundo estaba en sus manos. Afortunadamente, ya se encontraban cerca de su batalla final, y todo había ido bien hasta ahora.

Me encontraba dando un paseo por Japón, estudiando su cultura mientras esperaba nuevas órdenes. Ladydevimon no había querido venir, al parecer anda un poco traumada debido a unos sueños recurrentes sobre la muerte, no me dio muchos detalles al respecto, así que decidí no insistir más. Actualmente me encuentro en comisaría.

- ¡¿Secuestro?! ¡¿Cómo que secuestro?! - grita Angewomon. Su cara ahora mismo era un poema.

- Cálmese, señorita. Alguien ha denunciado la desaparición de esta niña, y varios testigos afirman que la vieron con usted justo antes de su desaparición. - dice mientras le muestra la fotografía de Aki.

"¿En serio me están acusando de secuestro? ¿Y ahora que hago? En parte es cierto. No, es cierto en toda regla, ¡malditos niños y su maldito jet lag imaginario! ¡Si hubieran sido más eficientes cumpliendo con su tarea, esto no habría pasado!"

- Señorita, lleva callada varios minutos, ¿se encuentra bien? Está muy pálida. - dice el policía con sincera preocupación. Su compañero me trae un vaso de agua.

- ¿Yo? Si, claro que estoy bien, ¿y usted? - digo en piloto automático, ahora mismo estoy bloqueada.

- .....Mire, señorita, solo queremos que nos responda si conoce a esta niña. - dice el guardia con exasperación.

- Si, si la conozco, ¿ha desaparecido? - yo ya no sabía donde meterme.

- Por eso estamos aquí, señorita, ¿tiene alguna idea de dónde podría estar? - interroga, está claro que preferiría estar en cualquier otro lugar.

- Pues no sé, ¿por qué no la llaman al móvil? Cielos, como desearía que mi novia estuviera aquí - suelto, ya irritada y sin saber que más decir.

- Su móvil está ilocalizable, ¿y su novia por qué? ¿Ella también está metida en esto? - pregunta, creyendo haber encontrado una nueva pista.

- ¡NO! ¡Por el amor de dios! ¡Ladydevimon, sé que me estás escuchando! ¡Deja de partirte la caja y échame un cable, ¿¡quieres!? - grito a la nada, ya desesperada.

- Señorita, ¿con quien está hablando? - dice, a todo esto, empieza a surgir del suelo una figura oscura y esbelta, lo suficientemente imponente como para hacer a los policías ponerse en guardia.

- Oye, al menos podrías haberte disfrazado un poco, no? - la regaña Angewomon.

- Lo siento, cariño, yo no funciono así. - replica Ladydevimon, mirando a los guardias aterrorizados con una de sus sonrisas siniestras. Tan alta como es y con su traje de cuero negro, sólo puedo imaginar como la ven los guardias ahora mismo.

- Qui-quién es usted? - tartamudea apuntándola con su arma. Su aspecto demoniaco no ayuda.

- Wow-wow, baje eso, amigo, vengo a ayudar. - aclara, levantando su mano más humana en señal de paz, levantar la otra podría haberlo considerado una amenaza, mejor no jugar con fuego.

El policía sigue desconfiado, pero baja el arma - ¿Tiene algo que aportar al caso?

- Vengo a decirle que ya lo he arreglado todo para que la niña en cuestión pueda contactar con sus padres y confirmarles que todo está bien, pero que de momento no quiere ser encontrada. - dice Ladydevimon, no puedo creerlo, en serio me ayudó.

- ¿En serio? Llama a la madre - dice, dirigiéndose a su compañero.

La madre confirmó que si, que la había llamado, que a partir de aquí ya se encargaba ella.

- Bien, supongo que puede irse, y usted puede volver al agujero del que haya salido o lo que sea, parece que hemos terminado aquí. - dice, cuando le cuente esto a sus colegas no se lo van a creer.

Después de regresar al mundo digital, Angewomon interroga a Ladydevimon.

- ¡¿Por qué rayos no me ayudaste antes?! ¡¿Que no veías que estaba al borde del ataque de nervios?! - digo enfadada.

- Lo siento, cariño, es que era muy divertido. - dice, con una sonrisita traviesa.

- Jooo, Ladydevimon.... - digo haciendo un puchero.

- Owww, no te enfades - se disculpa, abrazándome. Me encantan sus abrazos, y ella lo sabe.

Al cabo de un rato, me separo y pregunto, mirándola a la cara:

- Y como lo hiciste para que llamara? Los móviles no funcionan aquí.

- Los dioses. - responde sin más.

Eso no me lo esperaba - ¿Has podido hablar con ellos? Pero, ¿cómo? - suponía que no se lo permitirían.

- Ya sabes, ventajas de ser la novia de un ángel. - responde, pasándome el brazo por los hombros.

Y así, con una sonrisa, nos dirigimos a nuestro hogar. Yo, por mi parte, no volveré al mundo humano en un tiempo.



¡¿En serio?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora