𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐢ñ𝐨, 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫é 𝐜𝐞𝐫𝐜𝐚

"Porque tus milagros superan en número todas las estrellas en el cielo"

Practicaba teatro hace ya casi unos dos años. Allí fue donde conocí a mi actual pareja, la cual actuó muy bien el papel de ser buena persona.

Al principio, nuestra relación fue como la de un cuento de hadas. Ambos éramos muy felices y el amor que sentíamos por el otro era inmenso.

Lamentablemente, con el tiempo, ese amor tan incondicional se fue desgastando, primero por parte de él y luego, cómo ya no recibía el mismo amor que yo le daba, mi cariño también fue desapareciendo, aunque a diferencia de él, aún lo amaba.

Hace ya varios meses había comenzado a actuar extraño. Ya no era cariñoso como antes, siempre tenía que escribirle yo primero y cada vez que le proponía un plan para hacer juntos tenía alguna excusa.

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Un día, nos encontrábamos en nuestras últimas clases de teatro antes de la obra de fin de año y ambos éramos los protagonistas.

Él actuaba de un aventurero el cual tenía el objetivo de encontrar el tesoro más valioso del mundo, y yo, tenía el rol de ser su asistente, quien le demostraría que el tesoro más valioso era su amor.

Nos encontrábamos arriba del escenario, haciendo la escena donde los protagonistas se besan, pero en el momento del beso, él siempre tenía una excusa para interrumpir la escena.

—No, lo qué pasa es que Mary se confundió en el último guión—Se quejó apartándose de mí por séptima vez mirando "indignado" al director de dicha función.

—La señorita Mary dijo todo a la perfección señor Nicolas—Me defendió cruzado de piernas y con los guiones en mano sentado sobre su silla.

Mis compañeros, quienes estaba sentados detrás de él, comenzaron a murmurar cosas sobre de que mi pareja ya no me amaba y entre otras cosas que generaron una espina en mi corazón.

—Estoy seguro de que no—Contradijo cruzado de brazos—Es imposible trabajar con alguien como ella—Me señaló despectivamente.

—Mierda Nicolas, ¿que carajos te pasa?—Exploté—Hace escenas que detienes el momento del beso y hace muchas clases que viene criticando cada mínima cosa que hago—Alcé la voz provocando que todos los murmullos se desvanecieran.

—¡¿Quieres saber que carajos me pasa Mery?!—Contestó con el mismo tono que yo—¡Lo que me pasa es que ya no me gustas! ¡Ya no quiero estar contigo!—Movía sus manos violentamente—Eres aburrida y siento que estoy perdiendo mi tiempo contigo.

La espina que se había formado ahora era más grande, haciendo que con sus palabras mi corazón se partiera en dos.
Mis ojos no tardaron ni un segundo en cristalizarse y el nudo en mi garganta se formó rápidamente.

—Eres un idiota Nicolas, ¡un maldito idiota!—Lancé los papeles que contenían mis guiones al suelo y bajé del escenario rápidamente para alejarme de allí lo más veloz posible.

Pasé el pasillo y llegué al baño encerrándome en él para liberar todo el llanto contenido.
Me sentía terrible, creía que el mundo se me venía abajo. La persona que más amaba no solo me hizo pasar vergüenza en frente de mi director y mis compañeros sino que me rompió el corazón y no hay mayor dolor que ese.

Entre mis lagrimas, escuché dos golpes en la puerta y como creí que era Nicolas, lo mandé a la mierda.

-¡Vete!—Grite sentada en la tapa del inodoro—¡No quiero verte!

—No soy Nicolas—Escuché una voz cálida y claramente no era la de el nombrado—¿Puedo pasar?—Aunque no respondí nada, abrió lentamente la puerta dejándome distinguir de quien se trataba.