Capítulo 3

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—¡Señor! ¡Señor! ¡Venga pronto!

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—¡Señor! ¡Señor! ¡Venga pronto!

El nuevo empleo de Chanyeol consistía en monitorear las cámaras de seguridad, tenía turno en la puerta a lo largo del día en distintos periodos de tiempo, también tenía que dar recorridos entre los distintos pisos de oficinas y atender al llamado en caso de ser necesario. En recursos humanos jamás mencionaron que tenía que andar rescatando gatos de los árboles, escuchó la risa burlona de su compañero de trabajo, mientras seguía al niño que llegó a la puerta gritando por ayuda.

—¡Ahí está, señor! En el árbol.

El pequeño señalaba con insistencia un enorme árbol a un costado del edificio con una expresión consternada.

—¿Qué ha pasado? ¿Cómo llegó ahí?

Preguntó Chanyeol observando el enorme roble.

—Un perro ha ladrado y pelusa salió corriendo. — El niño le miró con ojos suplicantes. —Por favor, tiene que ayudarme a bajarlo, señor.

Él tenía tres debilidades en la vida... Su hermano llorando, su padre llorando y los niños llorando.

—¡Anda Park! ¡Sube! No está tan alto.

Grito Suho detrás de él, el oficial beta, que el día de hoy era su compañero, parecía divertido con la situación, Chanyeol se giró hacia él.

—Si tan fácil te parece, por qué no vienes tú y lo bajas ¿Eh?

—Alguien tiene que cuidar la puerta, colega. — Dijo, burlándose de él.

—Por favor, señor. Pelusa está muy asustado. — El niño lo miró con insistencia. Chanyeol estaba perdido.

—Ok, lo bajaré...

Resignado, se quitó el saco del uniforme, era su primer día de trabajo y si el jefe lo encontraba desarreglado sería una mala nota en su expediente. Por ser una zona de oficinas, esa avenida hervía de actividad, pero en aquel momento había una sorprendente quietud.
Mientras se arremangaba las mangas de la camisa, estudió la situación. El roble era demasiado grande, lo que era una gran ventaja y desventaja, ventaja porque no corría peligro en tumbar el árbol con su peso y desventaja porque al ser tan alto, al parecer el gato lo único que sabía hacer era trepar y trepar más alto. ¡Gato tonto!

Mirando a través del laberinto de ramas, lanzó una exclamación al atisbar un cuerpecillo de piel blanca y anaranjada.

—Pero ¿Cómo ha podido subirse ahí?

—Bueno, yo intenté trepar para cogerlo, pero cada vez subía más arriba, por eso al final fui a buscar ayuda.

—Niño, ¿en verdad esperas a que trepe hasta allá?

El niño frunció su nariz.

—¿No sabe trepar un árbol, señor?

—Hace años que no lo hago.

Un Omega Sin Rival - ChanBaek [adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora