Jungkook me citó en el café donde nos conocimos, el mismo en el que trabaja mi papá. Me vestí fuera de lo usual y cogí mis mejores prendas que casi no me he animado a usar. O mejor dicho: no he tenido la ocasión perfecta para usarlas.
Hoy es 1 de octubre y cumplimos 8 años de noviazgo. El año pasado Jungkook no lo recordó, dijo que fue un malentendido lo cual entendí, sin embargo, así como es nuestro aniversario a su vez es mi cumpleaños, él no había recordado siquiera eso y tengo el presentimiento de que este año no será así.
Jimin: Feliz cumpleaños, Gemma. Jimin: Y feliz aniversario con Jungkook (si te regala comida recuerda compartirla con tu muy querido hermano Park Jimin) te quiero.
Sonreí al leer sus mensajes y le respondí un corto mensaje agradeciéndole debido a que había llegado a mi destino. Mi corazón comenzó a latir rápido cuando pasé y después de darle un vistazo a cada mesa, lo vi sentado en una mesa casi al fondo cerca de los ventanales viendo su celular. Respiré profundo y me acerqué apretando el agarre en la bolsa de regalo que tenía en mis manos.
-Kook -lo llamé en cuanto me senté.
-Hola, Gem -aclaró su garganta cuando finalmente dejó su celular a un lado y me vio a los ojos, un acto tan simple que me provocó un revuelo de sentimientos.
No dije nada esperando que dijera algo más. Y no fue así. Yo me estaba muriendo de los nervios, sosteniendo con fuerza la sorpresa que tenía para él. Me sudaba la mano.
-¿Te apetecería al menos tomar un café? -sonreí a medias y finalmente acepté.
Lo notaba distante, no podia evitar dejarlo pasar desapercibido, necesito...
-... hablar contigo. -anunció.
No me había dado cuenta que yo también lo había dicho, en voz alta, justo al mismo tiempo.
-Bien, perfecto, ¿podría comenzar yo? -mi emoción sin embargo, en ningún momento se ha esfumado. Él asintió a su vez que nos entregaban nuestros cafés.
Ambos damos un sorbo, a mi me cuesta pasarlo por la garganta. Tenía un sinfín de emociones. Me dije a mi misma que debía mantener mi postura y calmarme. Entonces hablé.
-Kook, había preparado esto hace unas semanas o tal vez un mes -comencé, y con mi mano temblorosa coloqué la pequeña bolsita de regalo sobre la mesa la cual ve con confusión-, es un detalle, puedes tomarlo como un obsequio más de aniversario un poco más significativo aunque... -saco la cajita negra del interior y la abro mostrando un anillo sencillo de oro- Yo pensé que tal vez podríamos dar el siguiente paso.
No dice nada. Sigue con la misma expresión de un inicio, dejé que transcurran algunos segundos pero al no tener respuesta, decidí seguir.
-Jungkook -finalmente me mira-, ¿Te casarías conmigo?
Empiezo a escuchar murmullos alrededor y juro por mi madre que hago el mayor esfuerzo de ignorarlos y mantener mis nervios ocultos.
-Gemma, yo... -noto que traga por su manzana de Adán moverse- Yo no puedo.
No puedo.
Sus palabras hacen eco en mi mente.
-¿Qué? -mi voz es apenas audible.
-No puedo, perdóname. De hecho yo quería hablar de nuestra relación. Gem, no me siento igual que antes hacia la relación que tenemos, hacia tí.
-Pero ¿Por qué? No lo entiendo, ¿Fallé en algo? ¿Hubo algo que no te gustó?
-No, no busques culpables. Fue el tiempo, ambos cambiamos y...
-Creo que deberías hablar por ti sólo, Jungkook, porque yo te seguí amando como el primer día y lo sigo haciendo.
-Lo siento ¿Sí? Realmente lo hago, debí comenzar a hablar yo.
-¿Te interesa alguien más? -lo interrumpo con la mirada fija en el anillo que le di.
-Gemma, ¿Qué tiene que ver eso?
-¿Te interesa alguien más? -repito deseando no escuchar lo que ya tenía dado por hecho.
-Sí. -respondio.
Lo último que hice fue levantarme de la silla, coger el anillo y la escasa motivación de hacer algo por mi cumpleaños y me fui de ahí, dando por terminada nuestra relación.
Y esa fue la última vez que vi a Jungkook.
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