En este relato, se hace una descripción de lo que realmente significa temer, odiar y amar, a una cosa tan abstracta como es el tiempo, esa cantidad de números incontables que se nos escapan entre los dedos y que pensamos poseer pero nunca llegamos a...
Tiempo, juego mental de la locura, tan fugaz y perecedero.
Dejas huella por donde pasas, curas dolores y abres heridas.
Martirizas y condenas a la par que arropas y sanas.
Apartas de mi lado, a aquellos que tanto he amado, no perdonas ni te achantas, solo avanzas, arrasando con aquel que se te interponga en el camino.
Ligero tiempo, caminas sobre una fina línea que separa la vida de la muerte.
Tiempo etéreo, imposible de alcanzar y detener, cuando tengo el sentimiento de haberte capturado, te deslizas entre mis dedos de una manera muy sutíl.
Creas vida y la destruyes con una facilidad inverosímil.
Al igual que tu pasada es un castigo para algunos, para otros, eres el más dulce veneno que nunca antes hayan probado.
Les das la medicina necesaria para que no sean conscientes de tu pasada y mientras, tú avanzas cautelosamente.
Bello tiempo, me regalas hermosos recuerdos, me permites seguir viendo y disfrutando de esta corta vida, ofreciéndome así, la posibilidad de aprender de mis errores, aunque luego yo decida, ignorar la oportunidad que me estás regalando.
Me instruyes y afliges, pero aún así te guardo como a un tesoro.
Te temo, no quiero ni mencionarte, siento que me ahogas, y solamente el recordarte, provocas en mi una reacción inexplicable, donde mi pecho se contrae y mis piernas flaquean.
Pero a pesar de todo ello, me niego a soltarte, te intento retener todo lo que puedo a mi lado, pero te escapas entre mis dedos como la suave brisa cuando roza sobre mi piel, donde solo se siente pero no se puede atrapar.
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