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Si bien no había terminado de abrir los ojos podía escuchar con lejanía la voz de personas que no conocía lo cual le hizo fruncir el ceño en señal de molestia y advertencia.

Vagamente observó el lugar y sabía que algo aquí no estaba bien.

Absolutamente todo era un desastre y no ayudaba en nada el hecho de tener sus piernas atadas con una cuerda, podía sentir la fuerza con la que aquellos individuos lo habían hecho puesto que le calaba, más sin embargo no podía hacer nada, el dolor se mezclaba intensamente por lo que optó por quedarse quieto.

"Yo no soy tú madre y esto es una excusa"

Su mente estaba confundida, ¿Esa señora no era su madre? Entonces, ¿quién realmente era y por qué estaba con aquella mujer?

Muchas dudas inundaron su cabeza, ¿A quién le pertenecía realmente? ¿Quién era su verdadera mamá? ¿Su familia?

Eran más preguntas que respuestas Riki estaba ansioso. Todo esto era extraño. Sentía dentro de su ser que la verdad no era buena y tenía un objetivo.

Aunque no sabía ni cual era, solo quiera morir en paz pero se negaba a morir así, sabía que podía superarse y lo que tenga que pasar lo enfrentaría sin importar que tanto le costase salir de todo esto.

Aunque aún no sabía con exactitud a que se enfrentaba.

El no era débil y su mente no se lo iba a a permitir su alma no estaba dispuesta a ceder.

Riki mantuvo la calma hasta que su audición logro escuchar más cercana algunas voces y ¿niños? quejarse, es lo que asumía puesto que se oían chiriantes, las cuales se lograba escuchar aún más cerca.

Hasta que con claridad escuchó una puerta abrirse y sabía muy bien que era aquí por lo que se alarmó pero obto por mantener la calma hasta que sintió como era jalado más bien arrastrando fuera de ahí.

Soltó un corto quejido podía sentir pequeñas astillas incrustarse en el, quería llorar.

Hasta que en un momento paro y fue lanzado bruscamente, a lo que parecía ser un cuatro igual de polvoriento, sucio y repugnante como el anterior.

— Bienvenido mocoso—solto un voz rasposa y asquerosa para el gusto de Riki.

Su olor le causaba náuseas, el tenía una condición extraña cuando conocía a las personas podía asociarlas con un olor.

Y ese tipo con solo su presencia le daban ganas de devolver lo que comió días antes aunque no sabía con claridad cuantos días estuvo inconsciente.

Pero aquella persona y su olor era en automático a un animal muero, en palabras cortas el tenía un olor nauseabundo.

Riki solo mantuvo la compostura aunque por dentro gritaba al momento de sentir como sus piernas eran desatadas más ardía como el infierno provocando que una pequeña lágrima lo traicionara.

El tipo lo observó por unos segundos y río.

¿Qué era lo gracioso? Se preguntó.

—Veamos cuanto duras aquí, donde intentes irte o hacer algo estúpido date por bienvenido a ser un pedazo de carne para perro—pronunció imponiendo cada una de sus palabras.

El lo entendía, tenía miedo pero no iba a demostrarlo.

—Suerte chiquillo, solo recuerda una cosa más corre o muere.

Soltó para proceder a cerrar la puerta con fuerza.

Bufó cansado, estaba asustado claro que si pero hundirse en el miedo no le ayudaba en nada.

Así que se dispuso a analizar el cuarto y darse cuenta que no era el único ahí.

Eran más.

Que jodido estaba todo.

Aún así continúo husmeando cada parte de la habitación y como había pensado desde un principio.

Era asquerosa.

Además de sucia no podía creer que estaría un ser vivo en esta posilga y más aquellos chicos que lo miraban unos con cierta mirada de pena y otro intensamente, vigilando cada uno de sus movimientos.

—Ey chico, deja de está husmeando puede llegar alguien y verte si te atrapan no te irá bien.

Riki lo ignoro el comentario del chico más le formuló otra pregunta. Bueno una no sería.

—¿Qué es este lugar? ¿A qué se refiere con "Corre o muere"?—preguntó mirando a cada uno de ellos.

Era tres en total, con el daban los cuatro.

Miro como uno de ellos se levantó y se acercó a el imponiendo su presencia pero a Riki eso no le daba miedo, ¿de que servía al final?

—No piensas al menos sacudirte un poco, verdad?—cuestionó sonriendo sin mostrar su dentadura—se que te arrastraron hasta acá y da la posibilidad que alguna que otra astilla esté ahí incrustada en ti.

Me equivoqué.

El aroma de este chico era a canela, persistente con un toque dulce y cierta calidez, la aura que percibí no era más que su confianza, imponía su confianza.

Y luego analice sus palabras.

—Cierto, astillas—murmuré.

—Levantare tu camisa si no te molesta, después puedes saber todo lo que llegué a tu mente de este lugar.

Me quedé quieto y pude sentir sus manos algo rasposas pero un toque delicado aunque eso no evitó que soltará ruidos a modo de protesta puesto que si sentía.

Y no era precisamente lindo.

Pero me mantuve firme hasta que en un momento termino.

Escuché como aclaro la garganta y bajo mi camisa aún sentía como pulsaba la zona de mi espalda debido a la hinchazón. Al final esas "astillas" no eran presisamente pequeñas.

—Pregunta lo que desees, un gusto no tan gustoso, quiero creer debido a la situación pero, soy Jay—me miró atentamente esperando una respuesta de mi parte.

—Riki, si mi nombre es Riki—solté manteniendo la mirada—dime, ¿Qué es todo esto?

—Con exactitud no lo sé pero somos como juguetes para riquillos, lo que te dijo anteriormente aquel tipo es enserio—camino hacia la esquina de la habitación y sentó—tienes que correr, o a menos que odies la vida y quieras morir de la forma más horrorosa posible.

—Este lugar de pies a cabeza es espantoso desde el ángulo que desees verlo, no encontrarás lo bonito y tengo que advertirte que apartir de ahora te encontrarás con cosas sumamente perturbadoras pero recuerda que tienes que huir, no te detengas en analizar demasiado tu alrededor, solo corre.

—Así sobrevivirás.

—Más calma al asunto, ¿No hay un fin a todo esto? ¿Una salida?—enuncie dudoso y en el fondo estaba aterrado.

—La hay pero la última vez que alguien intento huir no salió nada bien, el chico terminó mutilado, lo presenciamos directamente para tener en claro que eso nos pasaría si se nos ocurrirá escapar como el o incluso puede ser peor en realidad no se sabe con esos sujetos pueden llegar a ser muy desalmados.

—Entiendo—solté bajo analizó lo que recién escuchaba.

—Se que suena horrible el asunto pero no nos queda de otra, aún tenemos la esperanza de que algún día esto acabé —le miré con algo de pena.

Eso solo indicaba que era complicado, no dudaba que en mi ser emanaba temor.

Pero estaría bien con este chico. Al menos el si.

—Aquellos chicos silenciosos de allá son Taki y Sunoo.

—Un gustó no tan gustoso, verdad Jay?

—Si Riki, un gusto no tan gustoso.

Sordomudo-SungJakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora