Capitulo 3

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Esa tranquilidad

   Pasaron unas cuantas cosas desde entonces, puede que Luna no preguntara sobre la vida personal de los pálidos, pero su presencia destacable eran más letreros de "busca más información" para sus ojos, por fortuna para los pálidos, Luna se concentró en terminar la mudanza de su casa de una vez por todas y no fijarse demasiado en las cosas que destacaban en ellos, esa misma tarde Edward pasaría por la chica para llevarla a su casa y terminar el famoso ensayo

   —Vas a almorzar? —El padre de Luna interrumpe a la chica haciendo que esta diera un pequeño brinco y por accidente tirara su carpeta de dibujos por la ventana, la cual estaba sacando para enmarcar algunos dibujos que se encontraban dentro. —Uy... —Óscar se asoma por la ventana junto a su hija viendo la carpeta tirada en el suelo, algunos dibujos estaban dispersos por la acera. —Perdón.

   —Voy por ellos, no te preocupes, ambos somos torpes a veces.

   Mientras la joven recoge uno por uno los dibujos, analizando cada uno con sumo cuidado, Bella se acerca y le entrega uno de los dibujos que al perecer voló más lejos que los demás.

   —Gracias, bella.— La ojimarron le asiente y se mueve de forma torpe a la chica. —¿Quieres decirme algo?

   —¿Como sabías que tenía que decirte algo?

   —Por tu forma de moverte y actuar. —Mientras Luna esperaba respuesta de la chica, ella acomoda sus dibujos en la carpeta.

   —¿Edward y tú se llevan bien? —La pregunta desconcertó a la chica, pero respondió sin mucha prisa.

   —Supongo que si, Bella. No nos conocemos hace mucho. ¿Por qué? 

   —Los vi muy unidos hace unos días. —Antes de que Luna respondiese, su padre se acerca a las chicas.

   —¿Se arruinaron? —Dice Óscar mirando a su hija, luego pasa su vista a la chica que está a su lado. —Oh, hola.

   —... Hola. —Murmura Bella mirando al hombre como si lo conociese ya de antes.

   —¿Eres la hija de Charlie, verdad? —La chica asiente nerviosa. —Soy Óscar, el padre de Luna. —La expresión de Bella cambio, la chica conoce al hombre por la charla que le dio su padre sobre el nuevo vecino que era médico.

    La charla fue interrumpida por el sonido del motor de un auto que se estacionaba frente a la casa de la chica, del auto sale Edward quien tenía unos lentes de sol puestos, algo extraño debido a que el día estaba nublado. El cobrizo se acerca con la mirada fija en Luna, veía por el rabillo del ojo a Bella, pero por la expresión en su rostro, su humor no era el mejor con la chica.

   —Hola, Luna. —La nombrada mira su reloj con prisa y se da cuenta de que la hora en la que Edward parados con ella era ya.

   —Hola Edward, te presento a mi padre, Óscar.

   —Hola Sr. Óscar, un gusto conocerlo. —El hombre responde con un apretón de manos y una sonrisa.

   —Ya vuelvo, voy por mi mochila y nos vamos.

   Cuando Luna bajo a la sala encontró a Edward y a Óscar hablando de forma animada, los hombres hablaban sobre un libro que al parecer ambos leyeron en el pasado. Bella no se encontraba a la vista.

   —Listo, perdón la demora. ¿Bella se fue?

   —Sí, dijo que tenía cosas que hacer.

   Al final Luna se despidió de su padre, el cual le dio una hora específica de llegada, por fortuna para la chica el tiempo que le dejó su padre era más que suficiente para terminar dicho ensayo.

Una extraña más en ForksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora