Kim Taehyung es demasiado popular para su propio bien y los rumores sobre su persona no son especialmente buenos.
"Hey, escuché que sales con cualquiera que te lo pide, ¿Seamos novios?" Le dice una chica que ni siquiera conoce.
Como sea, él acepta...
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Jeon Jungkook no era un chico que se obsesionara fácil, en serio. De pequeño, su madre solía preocuparse por su increíble capacidad para olvidarse de lo que sea que estuviera hablando solo para cambiar el tema abruptamente. Y qué decir de lo preocupada que estaba cuando la maestra de segundo grado de su hijo le comentó que no lograba hacer que el niño se mantuviera sentado por más de diez minutos.
Jungkook decía que simplemente se aburría fácil y todos eran pésimos para divertirlo, los médicos decían que era Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.
— Yoongi hyung, creo que volveré a explicártelo porque no parece que estés entendiendo. — dijo por décima vez en los quince minutos que llevaban caminando. Yoongi pensaba qué tan incorrecto sería lanzarse del quinto piso en el que actualmente se encontraban.
— En serio, era hermoso. Y esa palabra ni siquiera es suficiente. ¿Cómo puedo describirlo? Ah, bueno– Se veía como un ángel, hyung. Y solo– solo pude verlo por unos tres minutos, salí corriendo en cuanto lo miré a la cara, cuando pienso en eso, quiero llorar. Ese día lloré un poquito.
Jungkook no era un chico que se obsesionara fácil pero aquel hombre de tez caramelo llevaba tres días sin salir de su cabeza.
— Sí, Gukk, entendí las primeras cinco veces, ahora solo pienso que estás alucinando. — dijo medio en broma, porque aunque nunca lo admitiría, adoraba la forma torpe en que el menor se tropezaba con sus palabras mientras intentaba hacer que su boca fuera más rápida que su mente.
— ¡Ah, hyung! ¿Debería explicártelo otra vez? Porque en serio, creo que no ent... ¡Oh! Hoy es mi primer día de trabajo, hyung. ¿Por qué no me lo recuerdas? — Yoongi detiene sus pasos y toma a Jungkook de los hombros porque descubrió que solo así logra hacer que el pelinegro lo mire a los ojos. El mayor es un poco más bajo, así que tiene que levantar la mirada para verlo.
— Niño, te puse un jodido recordatorio en tu móvil. — y le parece adorable la forma en que Jeon abre la boca formando una "o" para después agradecerle mientras suelta pequeñas risitas.
Jeon Jungkook había pasado la entrevista de trabajo y aún se pregunta cómo había sido posible.
Después de su encuentro con el ángel, –como le gusta llamarlo, pues no sabe su nombre– le tomó más tiempo del necesario volver en sí.
Luego de haber salido corriendo, en su cabeza se mantuvo vivo el recuerdo del rostro ajeno, en sus retinas estaba plasmado el destello dorado de sus ojos, mismos que, para Jungkook, tal vez por las luces que iluminaban el camino, brillaban como dos pequeñas lunas.
Jeon se preguntaba qué tan bella sería su sonrisa.
Y así estuvo divagando por varios minutos hasta que por algún milagro, recordó por qué había estado corriendo en primer lugar.
