Kim Taehyung es demasiado popular para su propio bien y los rumores sobre su persona no son especialmente buenos.
"Hey, escuché que sales con cualquiera que te lo pide, ¿Seamos novios?" Le dice una chica que ni siquiera conoce.
Como sea, él acepta...
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El sonido de las manecillas lo notó en el instante en que puso un pie dentro del aula y supo que esto no sería nada bueno para su no muy grande capacidad para poner atención.
Las manecillas son ruidosas y parecen querer torturar aún más a Jungkook porque se mueven espantosamente lentas. Como si ni quiera el reloj quisiera estar ahí, como si a él también le pesara cumplir con su deber.
El reloj parece antiquísimo y contrasta demasiado con el resto del aula que tiene una estructura más bien moderna. Es un viejo reloj grande de madera bien pulida con un péndulo resguardado detrás de un cristal en su centro, el cual se mueve con cada segundo que transcurre.
Jungkook se encuentra a sí mismo contando los segundos a la par del péndulo. ¿Por qué? Pues por qué carajo no. Está absurdamente aburrido y esto parece que será la más grande diversión que tendrá en la próxima hora.
Uno, dos, tres, cuatro, cuenta mentalmente. Pero de pronto el objeto parece ir más rápido, así que se ve obligado a reiniciar.
Uno, dos, tres...
— Jungkook oppa.
Escucha a su lado en forma de susurro y una vez más debe interrumpir con su misión de seguirle el paso al péndulo, pero es rápido en olvidarlo cuando sus ojos se enfocan en Baek Jangmi.
— El señor Han te está mirando desde hace rato.
Jeon recorre el aula con la mirada hasta que da con el viejo profesor quien, efectivamente, lo mira desde su escritorio con una notoria desaprobación dibujada en su arrugado rostro, esas cejas pobladas que lo caracterizan forman un ceño fruncido en su dirección. El hombre debe ser mayor de 60 años, sus clases son aburridas y la forma lenta en que habla hace que Jungkook quiera irse a dormir. Historia de la Ópera no es su clase favorita. Ni la de nadie con un poco de amor propio, en realidad.
El profesor debió darse cuenta que Jungkook encontraba más interesante contar los segundos en un reloj que leer las memorias de un artista fracasado del siglo XIX porque no buscó reprenderlo en ningún momento, tan solo se rindió, tal vez está acostumbrado a la falta de interés del pelinegro. Niega con la cabeza y regresa su vista al portátil que tiene en frente. Sus ojos escondidos detrás de unas gafas de marco grueso lucen concentrados.
Jeon Jungkook desearía saber qué es lo que ve en el computador, está seguro que es porno porque parece un poco demasiado entretenido. El viejo tiene cara de pervertido de todas formas. Quizá deba cuidar que Jangmi nunca esté sola con él.
O quizá Jungkook solo está molesto por la tediosa tarea que les ha asignado y ahora busca formas de hacer que lo despidan.
¿Debería simplemente irme? Piensa Jungkook mientras suspira.
— ¿Por qué debemos leer esto? A nadie le importa la vida de este tipo. — sus labios forman un mohín mientras suelta un quejido.
— Georges Bizet no es solo "un tipo", oppa. — Jangmi ríe. — Te ayudaré a estudiar más tarde, no debes leerlo si no quieres.
