Ella
Jackson
Hay personas agradables y desagradables, donde solo con observarlas y sin caer en prejuicios; ya tienes la evidencia o prueba de lo bueno o malos que son. Es como obedecer ese instinto, conocer y analizar más allá, con tan solo pequeños e insignificantes detalles.
—Entonces, ¿tenemos el trato, Demone d'oro? — habló.
Dylan me miraba y me hacía señas para que aceptará. Mi amigo no quería que me viera envuelto en una guerra de territorios sobre poder con los británicos.
De un modo u otro, lo terminaría eliminando tarde o temprano cuando ya no me fuera de utilidad.—¿Demone d'oro? ¿Sigue ahí?
Hahh, —Sí, aquí estoy. Analizaba lo que me decía, Mr. Camphell.
—¿Y bien? Qué le ha parecido.
—En primera, su cargamento le costará el 75% de sus ganancias, —puedo escuchar un sonido de disgusto al fondo de la llamada, — Mi territorio procede de los italianos, rusos y uno que otro delincuente español, un territorio compartido, no hay ninguna relación con algún británico a excepción de uno. En segunda, la razón por la que he aceptado su llamada para aceptar su pedido es porque soy ese y jefe del territorio. En tercera y última, he aceptado su llamada como forma de enfatizar con uno de los míos y limitarme a proceder levantarme contra armas.
—Su propuesta me ha parecido beneficiosa, Mr, Camphell. 50 toneladas de cocaína en mis tierras resultaran beneficiosas para venderlas con mis aliados de Miami. 75% por ciento de ganancias, triplicare la cantidad, ambos ganaremos, es justo a la miseria que tendría su venta aquí en España. ¿Qué dice? Se limitaría de cosas federales al paso de su producto, conmigo de aliado, ni siquiera olerán ni verán las 50 toneladas de cocaína.
—Eres como dicen los rumores, Demone d'oro.
—¿Y qué le dicen esos rumores, Camphell?
—Un jovenzuelo que hizo nacer una organización de la noche a la mañana, y como si fuera un pestañeo ya te habías apropiado de toda España y poniendo a tu merced a los italianos y rusos, no me creía que un chiquillo fuera capaz de eso. Dudaba.
Decía que eras solo un títere, que detrás de ti estaba el verdadero jefe.
—¿Y qué piensa ahora, Mr. Camphell?
—Que lo títeres somos todos nosotros alrededor tuyo, tu ambición me pone de punta los nervios. La manera en la que hablas no es de un mero chiquillo, es de un hombre, no, más que eso. Un demonio con sed de ser un ángel o un dios. Eres peligroso e inteligente. En mis 25 años de estar en este negocio solo he visto a uno de esa forma, pero no supo cómo explotar ese potencial. Pero tú, tú ya eres la explosión.
—Mr. Camphell. Si cree que con sus <<halagos>> hará que baje el porcentaje, se equivoca.
Ríe—: Te doy el 80% por ciento de las ganancias, quiero ser partícipe de tu evolución. Si me llegas a decepcionar no dudare en traicionarte.
—Y yo no dudare en matarlo.
—Ja! Sería un placer.
—Entonces tenemos un trato con el 80%, Mr. Camphell.
—Asi es, hijo. Un placer.
Sonidos de aplausos suenan al fondo del pasillo dados por Dylan: —Por un momento creí que ya la estabas cagando, Jackson. Como siempre esa personalidad de ególatra hace temblar a todo aquel que se interpone en tu camino.
—No es ser 'ególatra' es hablar con seguridad, si me muestro como un niño asustado tendrán el poder sobre mí, eso me lo enseñaste tú y Mario.
—Si todos supieran que eres un idiota sentimental y cursi, todos esos rumores de un demonio con sed de sangre, que mata a sangre fría, que amenaza hasta niños, se irían en un parpadeo cuando vieran lo amable y teto que eres.
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Siempre serás tú. (EN PROCESO)
Teen Fiction-¿Qué es amar?... La pregunta se desvanece en el aire tal fuera una estrella fugaz. Un silencio abrupto invade mientras nos miramos perplejos. Ella, Victoria Ross. Él Jackson Clark. Personas completamente opuestas una de la otra. Victoria Ross una...