Epílogo

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8 AÑOS DESPUÉS

Me pongo el cinturón de seguridad y enciendo la radio del coche. Desde que saqué el registro de conducir cuando los niños cumplieron cuatro años, conducir se volvió algo super relajante y me encantaba. Más cuando iba a buscarlos a la escuela.

—¿Se pusieron los cinturones? —pregunté mirando por el espejo a los mellizos quienes ya no eran tan pequeños.

—Si—Juno respondió, tenía las mejillas sonrojadas porque acababa de salir del entrenamiento de patín, era el único deporte en la escuela que parecía gustarle o no dificultárselo del todo—¡Oh, mamá, no sabes qué pasó hoy!

Sonreí sacando el coche del estacionamiento, ella siempre me comentaba todo su día—Cuéntame.

—Pues Will trajo esas chocolatinas que tanto le gustan, dijo que encontró donde el Tío Eros las esconde—murmuró y miró por la ventanilla—La profesora lo descubrió vendiéndolas en el recreo y le llamó la atención.

—Casi lo castigan, no fue una buena jugada—Hayden agregó, él estaba vibrando al ritmo de la canción.

—¿Ustedes donde estaban? —les pregunté cuando me detuve en un semáforo. Estos tres niños se habían vuelto una especie de grupo selecto...desde pequeños, crecieron juntos porque queríamos criarlos como una familia unida, hacer las cosas diferentes. Les gustaba jugar a las "misiones" como ellos las llamaban, simplemente tenían un objetivo y lo cumplían. Se entretenían con eso y nunca nos pareció nada extraño, hasta que comenzaron los castigos.

—Por ahí.

—¿Hayden? —él tenía algo que me permitía saber cuando mentía. Fruncía la punta de su nariz al hablar. Él sabía que yo podía descubrirlo, aunque aún no sabía cómo.

—Solo queríamos ahorrar dinero.

Suspiré—¿Para qué?

—No lo sabemos aún, pero siempre es necesario.

Me reí ya que era muy gracioso que actuaran de esa forma, tal vez era por observarnos a nosotros trabajar...mi hermana sigue con la idea de que traumó a su hijo por ver una película infantil, pero a pesar de todo eso apreciaba que los tres sean inseparables. Encontraban entre ellos un apoyo que esperaba con el tiempo se hiciera más sólido.

Sentí la mirada de Juno sobre mí.

—¿Papá vendrá antes del trabajo para la película de hoy? Porque el otro miércoles se quedó dormido.

— Estábamos viendo Hotel Transilvania, claro que se va a dormir—su hermano le comentó y ella golpeó su brazo. —Yo te dije que deberíamos ver Zootopia y no me hiciste caso.

—¡Porque ya la vimos diez veces!

Mi objetivo y deseo cómo fiel cinéfila se cumplió: logré que nos reuniéramos como familia una vez por semana para mirar alguna que otra película y a los niños les encantaba. Con Maddox siempre buscábamos preparar una cena más relajada, algo que podamos comer con las manos y normalmente que sea algo chatarra. No queremos que crezcan con las maravillosas-véase el sarcasmo-cenas de mi padre.

—Ese día papá estaba muy cansado por el trabajo—comenté—Pero ya me comentó que irá directo a comprar hamburguesas para cenar.

—¿¡Y helado?!—Juno se emocionó.

—Y helado—asentí. —¿Ya saben que película quieren ver hoy?

—¿Cuál es la película que te dio más miedo, mamá?—mi hijo me preguntó—Pero de verdad, mucho miedo.

—La verdad es que no son mis favoritas, he visto pocas...pero tal vez, el resplandor.

—¡Pues esa!

Iluminados © 2ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora