OO1: compañero de laboratorio

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No estaba seguro de qué hora era, pero sabía que era de noche, demasiado tarde para seguir despierto teniendo en cuenta que al día siguiente —si no es que ya era lunes— empezaban las clases, el segundo año escolar había lúcido tan lejano durante todo ese tiempo y ahora solo podía pensar en como al recordar todo lo que había sucedido en ese último año se sentía como si viera alguna clase de película, demasiadas cosas para que realmente todo hubiese sucedido, demasiado rápido como si no fuera su vida, pero quizás así se sentía siempre, recordar el pasado a veces solo se reducía a momentos que no creías que te hubiesen ocurrido y luego aceptar que a veces tu vida puede ser una locura. Estaba recostado en el techo de su casa, junto a la ventana de su habitación que seguía abierta e incluso si de cerraba podía bajar volando y entrar por la puerta principal, aunque prefería no hacerlo para que su madre no se despertara, sus manos recostadas detrás de su cabeza como un apoyo mientras observaba las estrellas en el cielo despejado, no había razones para estar ahí, no se sentía mal, tampoco abrumado, pero había algo que no podía describir, las cosas serían más diferentes que nunca ese año y no estaba seguro de si estaba listo para afrontar esa situación, nunca estaba listo para nada en realidad; cerró los ojos por un instante y dejó escapar un suspiro lleno de pesadez antes de incorporarse, ahora estaba sentado mientras abrazaba sus rodillas, dejó que su cabeza descansara sobre ellas y se preguntó si pasaría algo extraño durante esas primeras semanas de clases como había ocurrido el año anterior.

Está bien, las cosas solo pueden mejorar ahora.

Pensó para si mismo, tratando de animarse, aunque no estaba del todo triste, había sido extraño pasar todo el año escolar en una clase distinta a la de la mayoría de sus amigos y todavía no estaba del todo seguro de si le caía realmente bien a alguien de la clase de héroes, aunque eso no le importaba demasiado, siempre era un momento incómodo cuando llegaba la hora de trabajar en parejas o en equipos; pensó en los pocos días que estuvo en la clase de asistentes y luego al día que cambió de categoría, recordó a Gwen e hizo una mueca y luego sonrió al recordar la estúpida rivalidades que él y Warren habían mantenido sin sentido alguno, aunque era algo más unilateral en cierto nivel, agradecía que las cosas hubiesen cambiado, Warren era ahora uno de sus mejores amigos y si era sincero no podía imaginar que esa rivalidad hubiese durado más, la idea de ser odiado por él ahora era demasiado lejana y esperaba que se mantuviera así, porque le resultaba atemorizante, pero jamás le diría eso a él, no quería hacerlo sentir incómodo.

Se puso de pie para regresar a su habitación cuando sintió que el sueño comenzaba a golpear, cabeceos, párpados pesados y uno que otro bostezo, esperaba que no fuera demasiado tarde, tampoco quería terminar durmiendo solo cuatro horas antes del primer día de clases y no quería arriesgarse a perder el autobús incluso si podía llegar volando si quisiera. Luego de cerrar la ventana se giró para echarle un vistazo a su habitación, lo diferente que era, cuanto había cambiado durante los últimos meses y se sentía bien, como su verdadera habitación, no era que antes se contuviera sobre tener cosas que le gustaran, simplemente no se había dado cuenta que había acumulado diferentes objetos que no encajaban del todo con él o en los qué no había pensado mucho si le gustaban a él o si solo estaban ahí porque alguno de sus padres asumió que eso le gustaría.

Se quitó la sudadera morada que llevaba puesta y la dejó sobre la silla frente a su escritorio, acercándose para observar las fotos que tenía pegadas en el muro, la mayoría habían sido tomadas por Layla o por Jeremiah, solo un par le pertenecían a él y no era difícil distinguir quién había tomado cuáles; también había una foto del baile de bienvenida la cual era bastante graciosa teniendo en cuenta que los siete estaban haciendo su mejor esfuerzo para que todos alcanzarán a salir en la misma, seguía sin creer que Warren lo dejó subirse a sus hombros solo porque había olvidado por completo que hace menos de una hora había activado el poder de su madre; al lado de esa foto había algunas donde solo estaba él con Layla o él con Jeremiah, también tenían una en el papel de arroz en donde Warren fue básicamente arrastrado a tomarse la foto con el resto del grupo; se sintió aliviado, realmente aliviado de saber que la escuela no podía ser tan mala si ellos continuaban siendo sus amigos.

NEVER FELT SO ALONE | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora