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Había crecido con una familia distinta, cuando estaban en sociedad y ante todos los ojos eran la familia rica, y la que era perfecta.

En su hogar se conformaba por cuatro personas; Su Padre Sunan, su madre Preeda, y su hermano menor Prem. Y Él.

Las personas tenían ideas distintas, algunos rumores caían siempre sobre su familia y no los culpaba. Su madre se dedicaba a la casa y tenía una empresa de joyas más grande, había un par en varios lugares del mundo, Herencia de sus abuelos, y su padre tenía negocios importantes; era el director de un hospital privado y era un arquitecto codiciado. Mucha gente lo buscaba para algo en especial.

Pero a puerta cerrada ellos dos tenían varios negocios de bajo de la alfombra.

A veces veía como su madre seguía estando a lado de su padre, aún cuando el cometía errores.

— ¿Qué no entiendes que tienes que averiguar en donde está ese bastado? — La voz de su padre tenía un tono molesto. Tenía pegado su teléfono sobre su oreja, había pasado algo. — Si ese imbecil se escapa, tú serás el que duerma eternamente. — Su tono de voz era amenazante.

Ya conocía perfectamente lo que hacían sus padres; investigaban a las personas que tenían un pasado oscuro. Sabía que ellos jamás volverían a su hogar.

— 𝘛𝘶́ 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳𝘢́𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘦𝘭 𝘯𝘦𝘨𝘰𝘤𝘪𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘺𝘢 𝘯𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘦𝘮𝘰𝘴. — 𝘚𝘶 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘭𝘦 𝘩𝘢𝘣𝘪́𝘢 𝘳𝘦𝘱𝘦𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘷𝘢𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘧𝘳𝘪́𝘢.

Buscar a las personas malas, claro. ¿Pero acaso ellos no lo eran también? Sabía que tenían a personas traficando droga, e incluso "desaparecían" personas. Lo sabía perfectamente.

— ¿Hiciste todos los deberes ayer, Bright? — La voz de su madre le hizo alzar la mirada.

Estaban en el comedor, la señora Atid había preparado algo de sopa, y carne. Ella siempre era amable, aunque había veces en los que no se acercaba por miedo a su padre.
El había regresado del viaje de "negocios" que tenía. Su madre casi no estaba en casa, había días en los que no la veía, al igual que a su padre.

Su hermano estaba cumpliendo los 15 años, y era un buen estudiante. Tenía que protegerlo, ya fuera de sus propios padres o de la gente mala.

— Si, madre. Terminé todo. — Ella era un poco más cálida, ella intentaba darle una educación bastante buena a los dos.

Bright había cumplido los 19 años, sus padres habían dicho que cuando creciera un poco más se casaría con una hermosa mujer, tenía que ser el líder del trabajo familiar y también tenía que mantener su vida privada.

— Bien, ¿las calificaciones cuando las darán?

— Bueno...

— No quiero que seas un mediocre, ni mucho menos que repruebes. — La voz de su padre le hizo quedarse callado. — No quiero que bajes ninguna calificación. Tendrás que tomar el mando cuando cumplas los 21 años.

Siempre le repetía lo mismo y a veces le cansaba, pero no podía quejarse.

— Si, padre.

Su padre tenía la mirada fría, siempre esperaba que él fuera el mejor.

— Saliendo de la escuela quiero que vayas a la empresa, Ram quiere enseñarte más cosas, no quiero que pierdas más días.

— Si, señor.

𝖠𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝗒𝗈𝗎𝗋𝗌, 𝖠𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝗆𝗂𝗇𝖾. 𝖠𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝖾𝗍𝖾𝗋𝗇𝖺𝗅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora