La guerra se desata después de que un grupo de villanos haya decidido atentar con la vida de ciudadanos inocentes, el trabajo de Izuku y sus compañeros es evitar que estos ataques sigan pero todo acaba después de una batalla.
Después de todo el caos...
Se sintió confundido al mirar su alrededor, el blanco del lugar no le gustaba, la sensación de miedo y tristeza invadió su ser. Se incorporó como pudo, saliendo de la habitación, odiaba los hospitales.
¿Por qué los odiaba? No tenía una respuesta clara.
Los enfermeros lo detuvieron y lo sedaron para poder controlarlo. Eran órdenes de su médico y su psiquiatra que cuidaban de su salud mental y física. Escuchó lejanamente el nombre de la mujer que amaba pero que se encontraba ausente.
Yuuki...
Después el nombre de la mujer que no amaba pero que siempre había estado ahí.
Uraraka...
Y finalmente, perdió completamente la consciencia, no fue hasta que volvió a despertar, que encontró a All Might a su lado y a Uraraka enfrente suyo, durmiendo plácidamente. Aquel hombre llamó su atención de una manera silenciosa, la castaña apenas había dormido de la culpa que sentía.
— ¿Cómo te sientes, joven Midoriya? —hablo bajo, el peliverde se alzó de hombros— ¿Quieres decirme algo?
Izuku miró por un momento desconcertado por la pregunta, pero después se arriesgó a hablar con su maestro sobre ella. Tragó saliva antes de mirarlo fijamente a los ojos y preguntarle.
— ¿Dónde está Yuuki? —cuestionó finalmente—.
Toshinori reflexionó si era lo mejor, debía hablar con su terapeuta y los más allegados a el chico, después de todo, era un tema muy delicado, sobre todo para él.
— Creo que no deberíamos hablar de eso pero... Solo diré que no esta aquí —contestó cabizbajo—.
— Yo... —hizo una pausa, sintiendo la tristeza en su interior— ¿Volveré a verla?
— No lo sé... —murmuró sin mirarlo aún—.
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Estaba enfrente del terapeuta que lo había tratado desde hace años, se sentía nervioso, tenía mucho que hablar con él desde que recordaba parte de ese día.
— Bien, Izuku, ¿Por donde quieres comenzar hoy? —le miró con indiferencia—
Izuku jugó con sus manos por el nerviosismo que sentía de hablar sobre los sucesos de ese día, no sabía ni por donde empezar pero soltó un largo suspiro para poder continuar.
— Sobre lo que pasó ese día en la Isla XX... —el terapeuta sintió interés por su intento de cooperación— Ella... Estaba en esa misión, ¿No es así?
— No puedo brindarte esa información, es... —fue interrumpido abruptamente por el peliverde—.
— No es mucho lo que pido... Solo quiero saber que ella existió... —soltó un fuerte suspiro— Cada día desde hace dos años y medio, cargo con esta pena, no estoy seguro de lo que figuraba en mi vida, lo que si sé, es que mi ser, mi alma, mi cuerpo, mi mente la esperan y siguen esperando a que ella pase por la puerta de ese hogar...
