Los niños del rabioso Kang Saja.

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Capítulo 9. Los niños del rabioso Kang Saja.

Los meses corrieron en el calendario y dos años pasaron casi sin sentirlos. Otros libros llegaron a las manos de Saeng y los compartió con Heechul, así como compartieron cada estación del año y con ellas muchos cambios. Saeng a escondidas seguía encontrándose con Heechul siempre que le era posible. Ahora entendía a la perfección que esa amistad jamás sería permitida por su padre. También comprendió que la vida de Heechul era muy distinta de la suya. Muchas veces tuvo que curar sus heridas causadas por la maldad del hombre con el que vivía. La abuela Choi, por su parte, seguía teniendo un aprendiz. Y Choi Siwon un enemigo. Pero a Heechul no le importaba.

Al menos no ese día.

Ese día era un día especial y Kim Heechul con rosas en la mano (las mejores, cultivadas y podadas por el mismo) corría ansioso al encuentro de su amigo.

Su amigo.

Su adorado Young Saeng.

Lo encontró sentado como siempre, afuera de ese refugio que conforme pasaba el tiempo se iba haciendo más pequeño para resguardarlos. Extendió el pequeño ramo de rosas y los ojos de Saeng se abrieron con entusiasmo. - Hoy es día de celebrar el nacimiento de Dorothy Green.

Young Saeng arrugó la nariz, tal como Heechul esperaba que lo hiciera. - ¡Oye! ¿Ni por qué es mi cumpleaños dejas de llamarme así? - Una fuerte risa fue su respuesta. Pero Saeng esta vez no lo persiguió. Con los ojos cerrados se dispuso a oler las flores.

Los ojos de Heechul se llenaron de ternura. - Felices once años, Young Saeng, ahora ve, que se te hace tarde.

Young Saeng abrió los ojos y lo miró con tristeza. – No sabes cuánto siento que a mi padre no le gustes. Desde que descubrió que no eras un Choi... - Pasó saliva. Hacia un año exactamente que su padre había descubierto el falso parentesco de Heechul con Siwon. Y Young Saeng sabía perfectamente quién se lo había informado: Ese grandísimo tonto. Y a pesar de la intervención de la abuela, Heechul no volvió a ser bien recibido en la casa de los Heo. – Cuándo sea grande, haré una gran fiesta y el invitado principal serás tú.

Heechul se sentó a su lado, su corazón lleno de sensaciones que él comenzaba a comprender. – No te preocupes, sólo guárdame pastel.

Un abrazo efusivo por parte de Young Saeng y una mueca de dolor por parte de Heechul. Los ojos de Young Saeng ardieron. - ¿Volvió a golpearte?

El chico bajó la mirada, avergonzado. – No fue nada importante, ha habido golpizas peores. El dinero que gano con la abuela ya no le parece suficiente y me amenaza con llevarme a... no sé, con un amigo suyo, creo que tiene algún negocio. – Dejó escapar una risita. – Pero jamás cumple. Ahora deja de mirarme así, vete a tu fiesta o mañana tendré que consolarte yo, si te castiga tu padre porque no llegas a tiempo.

Un beso leve en la mejilla, una sonrisa triste, un adiós con la mano, y Young Saeng partió rumbo a su fiesta de cumpleaños.

**

Los deberes que le imponía la abuela en ocasiones le causaban angustia. Quería aprender todo lo mejor posible, aunque a veces no podía concentrarse. Cómo ese día. Aparte de desear con todas sus fuerzas estar en la fiesta de cumpleaños de Saeng, la abuela se movía apresurada aquí y allá porque esa tarde llegarían los padres de Siwon. Los conocía por algunas ocasiones, en que, escapando de sus múltiples quehaceres, habían regresado a casa. Los ojos de Siwon entonces parecían más amables. Y una sonrisa estaba dibujada siempre en su cara. Heechul lo miraba y pensaba que si aquél odioso niño fuera su amigo, estaría muy feliz por él. Sin embargo Siwon jamás había dejado de molestarlo. De llamarlo Rella. Y Heechul por supuesto se defendía con garras y dientes.

Dorothy GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora