III 🐺🌙

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La luna es mi maestra y yo soy su aprendiz.

...

La noche no fue tan helada como la anterior. Sesshomaru deseaba más que nada poder asearse adecuadamente. La tierra y el sudor no son lo suyo, casi intolerable.
Como tampoco tolerará el agua helada de cualquier río.

─ Eso es vapor... seguramente haya aguas termales muy cerca. ─ La mejor buena noticia que había recibido los últimos días.

Al encontrarla, Koga se encargó de encender una fogata a metros del lugar, donde los arbustos y rocas cubrían del otro lado. Donde un joven Sesshomaru se apresuró en desvestirse, meterse en el agua, dejando sus ropas perfectamente dobladas en la orilla.

Es como si pudiera respirar en paz de nuevo. Sus músculos se relajaron en su totalidad. Solo el agua y los sonidos de la naturaleza.

Unos crujidos lo sacaron de su ensoñación. Fue desagradable ver a ese lobo a orillas del agua. Oh, se suponía que su momento de baño debía de ser absolutamente privado.

Con mirarlo mal no bastó. De hecho, nada de lo que también pudiera decir o hacer detendría a Koga de quitarse todas sus prendas. Pronto dejó expuesto en su totalidad su naturaleza.

Los ojos de Sesshomaru casi por instinto se desviaron hacia el lado contrario. No era su deseo ver la desnudez del otro. Además de la sensación amarga, el chapuzon luego de eso. Koga se había metido al agua junto a él. Los dos, solos, desnudos. Un contraste en tonos de piel. El día, la noche.

Sesshomaru era una luna de plata.
Koga era la espesa niebla de la noche.

─ ¿Quién te dijo que podías estar aquí? ¿Por qué no esperaste tu turno?

─ ¡Hey, no eres el único que apesta! A mi no me importa, estoy acostumbrado a bañarme junto a mis camaradas. Es normal. ¿Qué te sucede?

Silencio de su parte, estando a metros de distancia, prefería que fuera así. La temperatura del agua era suficiente para culparla por el rubor en el rostro y cuerpo de Sesshomaru. En ese momento, se sentía inexplicablemente vulnerable.

─ ¿Estás nervioso? ─ Koga preguntó, en forma de venganza, adoraría jugar con él.

─ No te deseo aquí. Quería estar un maldito momento a solas.─  Sesshomaru Respondió mordaz.

─ ¿Seguro que se trata de eso? ─ Koga creyó que era buena idea acercarse.

Imposible no notar, esos hombros tan pequeños, parecían de papel. Su cuello... igual que la última vez.

─ No te atrevas. ─ el otro lo Amenazó. Bajando de nivel y de esa forma el agua y la oscuridad pudieran ocultarlo.

─ Estás tan nervioso. ─ Acusó. ─ ¿Te avergüenza mostrar un pedazo de tu cuerpo cuando el otro día...?

─ Cállate.

─ Estabas dispuesto a quitarte la ropa. ─ continuó, claramente ignorandolo.

─ Es diferente, ahora no lo quiero.

Sesshomaru tenía algo que ocultar.

─ Es lo malo de los hombres lobo. ─ Sesshomaru continuó. ─ Nunca oyen un No como respuesta. Solo toman lo que quieren, como los perros salvajes que son.

─ ¡¿Cómo te atreves?! ─ Koga inmediatamente se sintió ofendido, su reacción ocasionó un chapuzon del agua, salpicando al otro.

Sesshomaru respondió de la misma forma, ahogandolo por segundos. Fue una declaración de guerra. Pronto la guerra se volvió un juego. El juego trajo risas en el medio. Oh, ninguno de los dos se dio cuenta que atrás había quedado el pudor o siquiera quedaba rastros de la confrontación.

Sesshomaru quería que Koga fuera el primero en irse, para poder vestirse en paz. Realmente no estaba dispuesto a dejar que Koga lo viera en sus condiciones.

─ ¡Ya, mejor vete! ─ si no se iba por su cuenta, que mejor que echarlo. ─ Toma tus pieles y vete. ─ lo empujó por la espalda.

Koga estaba lo suficientemente ocupado, o más bien distraído, para darse cuenta que Sesshomaru lo había tocado. Realmente se dejó llevar, entre risas y burlas. Salió del agua. Como un digno can, se sacudió salpicando todo a su alrededor antes de abrigarse con sus pieles. Notó que ni siquiera se dio la oportunidad de lavarse el cabello. Se resignó, no intentaría volver.

Todavía puede sentir los rastros de aquellas manos en su espalda. Quisiera acariciarse a sí mismo en aquella zona. Agradable...

Quiere más de eso.

¡Pero está mal! Su moral, las normas no escritas impuestas en su comunidad. Oh, era una locura. No, mucho menos siendo el hijo del gran jefe. Y él, algún día sería el líder, el macho alfa de la manada. Era el menos indicado para una cosa así...

Emparejarse con un hombre.

Es decir, no, no le gustaban los hombres, lo había pensado, un millón de veces. Ningún otro macho se le hacia atractivo ni nada de eso, para su alivio. El problema, era que se trataba de, él en particular.

Es muy femenino, es muy parecido a una mujer. Si, quizás sea eso, quizás lo encuentre atractivo por que en realidad, por fuera, parece una hembra. Eso debe ser.

Pero por desgracia, Sesshomaru era un hombre. Y no necesitaba ir más allá para comprobarlo, aunque le hubiera gustado. Su voz, su comportamiento, su olor. ¡Lo estaba volviendo completamente loco!

Pensaba en ello mientras su mirada estaba perdida en las llamas consumiendo las ramas en su fogata improvisada.

Era una locura.
Al menos, ya no se siente tan mal consigo mismo. No es su culpa, es culpa de Sesshomaru por haberse comportado así el día que lo conoció.

Y aún se comporta como una doncella. Es mucho más fácil asumir su rol como el macho Alfa entre los dos.

¡Entre los dos! ¡Sus pensamientos escalaron rápidamente a pensar en ellos en una relación!

Quería echarse al fuego.

No lo hizo ya que su atención rápidamente se dirigió al ruido del césped ser pisado. Sesshomaru ya estaba vestido y listo para dejarse ver. Las gotas aún cayendo de las puntas de cada uno de sus cabellos.

En silencio como él solo.

─ Ven, aquí está cálido. ─ El lobo no lo pensó cuando lo dijo, una abierta invitación.

¿Sería rechazado?

Darling, it is no joke, this is lycanthropy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora