Prólogo

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La noche era fría y sin sentimientos, esa noche a la que todos tememos, algunas gotas de lluvia resbalaban por la ventana, una ventana un poco grande para tan pequeña gota, así como yo tan pequeño sujeto para un universo tan grande. Esas gotas que caían lento dejaban aún más un ambiente incómodo para personas miedosas, yo había estado junto a la ventana unas cuantas horas, no tenia idea como había llegado ahí, porque mi mente estaba nublada en un negativismo provocado porque me habían despedido del trabajo, no era mas que un perdedor, lo único que me mantenía de pie, era escribir pequeñas historias sobre mi vida, relataba pequeños fragmentos de mi vida en los que no había estado tan mal.

Ahí estaba yo con aquella sonrisa falsa que se reflejaba por la ventana, esa misma sonrisa que había practicado toda mi vida, para caer bien, esas noches de nostalgia en las que me recuerdo a mi, frente a el espejo con lagrimas en los ojos, con una sonrisa de oreja a oreja porque fingir que todo esta bien y sonreir es lo que a veces algunas personas como yo necesitamos, esa falsa noción de no saber que carajo pasa pero sonreír a la vida porque es mejor que no hacerlo.

La ciudad se miraba tan iluminada por luces que podrían cansar el cerebro de cualquiera, pero a mi me encantaba mirar aquellas luces de autos a lo lejos, aquellos edificios iluminados por la noche, las luces me hacían ver que aunque la vida sea oscura tu puedes iluminarla de alguna u otra manera, pues mi vida es aquella ciudad sin luces, aquella ciudad fantasma a la cual todos los turistas la rodean, no me han pasado desgracias, sin embargo, mi vida ha sido toda de gris, nada me podía mover hacia delante, solo me mantenia con lo minimo, asi es la forma en la que me enseñaron a sostenerme en el orfanato de mierda en el que crecí.

Tome un cigarro Marlboro rojo, abrí la ventana y entró aquella brisa fresca de la que todos queremos un poco, encendí el cigarro con el encendedor que me había regalado mi antigua compañera de trabajo, una chica llamada Marsell, una hermosa chica con ojos color miel, esa miel dulce que es un poco ácida pero cuando sabes disfrutarla es terriblemente rica. Su piel tan bonita y pálida, ya no la vería gracias a mi, no podía haber hecho mejor trabajo y mantener mi empleo.

El cigarro se consumía poco a poco, para mi el cigarro consumiéndose representaba los milagros que esperan las personas de la vida, las personas buscan ese cigarro que los haga sentir mejor, les quite la ansiedad, el estrés o pánico y les haga sentir euforia al consumarlo, sin embargo es un bucle eterno de fumar, las personas cuando esperan mucho de la vida es cuando mas sufren, vuelven a lo mismo y cuando se den cuenta que aquel cigarrillo no contribuyo a nada en sus vidas, aquella esperanza de que "todo saldrá bien" o "que te sanaras" se vuelve un tiempo perdido, cuando se den cuenta de eso simplemente dejaran de fumar y preocuparse por cosas que no sirven, por esa filosofía de mierda en la que me he mantenido toda mi vida creo que estoy estancado perdiendo el tiempo, dejando que la corriente me lleve como estúpido, cuando yo debería ser la corriente.

Escuche un sonido proveniente de arriba de mi apartamento.
Probablemente sea la corriente eléctrica, ha fallado últimamente y no me sorprendería que hubiera un apagón.

Apague el cigarro con el cenicero que tenia guardado en el cajón oscuro cerca de la ventana, me pare de mi asiento y tire el cigarro.

Encima de aquel cajón tenia mi radio, la cual encendí enseguida esperando que me subiera los ánimos. Sintonice una retro radio la cual escuchaba cada que tenía ciertas bajas, la estación de radio tenía como canción "pretty woman" esa canción me hacia recordar aún más a Marsell, mi corazón se me partió, estaba muy bajoneado, sin esperar una reacción peor a la que tuve apague la radio.

El foco comenzó a bajar su intensidad mientras se escuchaba ese sonido de electricidad que sonaba algunas veces, hasta que llego a un punto donde ocurrió el apagón, solo mi edificio tenia ese problema, cada día odiaba mas donde vivía pero también llegue a el punto de saber que todo eso era lo común en mi vida aquellos bajones yo tambien los tenia y más últimamente.
Camine por la habitación hasta llegar a mi refrigerador, la idea era fácil, poner comida en una hielera para cuidarla.

Sin embargo, cuando abrí el refrigerador volvió otra vez la luz, otra vez con el sonido eléctrico, me causo un pequeño susto porque sonaba un poco fuerte, tenía la idea de que si no ocurría un apagón por completo, tal vez ocurria un corto circuito.

Cuando cerré el refrigerador, instantáneamente escuché como alguien subía corriendo por las escaleras afuera de mi habitación.
Eso me intrigó mucho porque en mi piso no tenía vecinos tan cerca, la intriga me comenzó a carcomer.
Hasta cierto punto que me hizo mirar por la mirilla.
Sin embargo, creo que hice mal al hacerlo.
Mi menta se perturbó debido a que vi a un chico con la boca cocida. Su boca repleta mucha sangre, la cual brotaba más y más. Una sangre peculiar debido a su color rojo oscuro.
El pobre chico tenía cortadas por todo el cuerpo, me dio muchísima pena porque el intentaba gritar, sin embargo su boca cocida no lo dejaba.
Desesperado por que al parecer nadie lo había ayudado comenzó a tocar las puertas cerca de la escalera, de un momento a otro me paralice, detrás de el había algo aterrador, un hombre de al menos 1.90, vestía de un traje blanco con pantalones blancos y zapatos blancos.

Lo aterrador de aquel tipo era la sonrisa/expresión maniaca que portaba,  aquellos ojos detrás de sus lentes no parpadeaban, se quedaban directos a el chico desnutrido.

En su mano portaba algún objeto punzante, algo parecido a una daga, con una cráneo pequeño en su mango.

El hombre tomo a el chico de manera ruda contra la pared produciéndose un fuerte golpe, el tipo comenzo a reirse de manera exagerada, encajo aquel objeto en el cuello de el pobre chico desnutrido, aquellos gritos ensordecidos del chico se fueron apagando poco a poco conforme a el foco parpadeante de afuera de la habitación.

La sangre caía sobre el traje blanco de ese hombre, yo aun estaba paralizado, me sentía tan impotente, un total cobarde.

Las casualidades no existen, todo es por algo...De pronto, la radio se encendió sola, con la canción "Swinging on a star- Bing Crosby" , la cual se cortaba por partes, con estática, yo aun miraba por la mirilla, el hombre volteo a mi puerta, yo corrí a apagar la radio,sin embargo, me detuve enseguida, cuando escuche pasos lentos hacia mi puerta.

Una voz áspera y con un toque de locura dice:

-Se que estas ahi, no me hagas entrar, por favor, no te hare nada, quiero hablar.

Mi corazón palpitaba cada vez mas rapido, yo tenia ganas de llorar, como niño pequeño, mis ojos se pusieron brillosos, sin embargo, corrí hacia la ventana y vi los tres pisos abajo, sin estar decidido me pare sobre la ventana, mi idea era caer sobre el basurero, como en las películas pero estaba aterrado.

Empecé a escuchar golpes en la puerta, eso hizo que mi adrenalina subiera a el punto de que sin pensarlo un segundo más, salte.

El mundo se detuvo en mi apartamento y fuera de el, aquellos sonidos de autos y sonidos comunes de una ciudad se veían opacados por la canción que había sintonizado mi radio aun encendida, la cancion era "Everybody Loves somebody- Dean Martin" .

Caía...
Caía en un vacío hacia una historia complicada que a cualquiera le provocaría un trauma.
Yo era solo un hombre atrapado por una ceguera de juventud.
Pues la juventud te ciega de lo mierda que llega a ser el mundo con las personas.

Antes de sangrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora