Parte 1

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Corría por la calle, mi mente estaba en blanco, solo escuchaba mis pasos que sonaban tan fuertes por las pantuflas que tenía y me estorbaban al correr, hacían un ruido extraño combinado con la lluvia que estaba surgiendo del cielo cada vez más fuerte, el sonido combinado que formaban era algo hasta gracioso, podría decirse que se escuchaba parecido a "squash". MI mente solo funcionaba para algo esconderme lo más que pudiera, ese tipo debería ir a la cárcel, no podía pensar claro, estaba en shock o algo peor, mis ganas de llorar denotaban lo inútil que podía llegar a ser.

Ocupaba un plan, quería escapar de todo lo malo lo antes posible, esconderme y desahogarme de todos los sentimientos acumulados que tengo pero los pensamientos que pasaban por mi mente en ese momento eran pesimistas y estúpidos mi mente estaba preocupada por cosas que no importan. Lo único que me preocupaba era que no tenía mi teléfono para llamar a la policía, la comisaría estaba demasiado lejos de donde vivía, así que yo corrí hasta poder estar en un lugar mas publico, aparentando ser una persona común, me metí a la cafetería que estaba a unas cuantas calles de mi apartamento.

Cuando entre a el local, vi como todas las personas me miraban extrañadas, un hombre de 24 años entra con cara de pánico a una cafetería es un poco extraño de ver, las demás personas pensaran, "Esta drogado" o "Le habran querido robar".

Vi un teléfono detrás de la caja registradora, así que con decisión camine a la caja y con la voz un poco entrecortada pregunte

-¿Puedo usar el teléfono?

-No es para clientes...

Interrumpiéndole un poco más desesperado y con la voz un poco mas alta dije

-Lo necesito solo un momento

La chica me vio desesperado, sonrió de manera amable y dijo

-Okey, solo aguarde un momento, lo estamos usando, siéntese pida algo y en un instante se lo prestamos.

-Muchas gracias, quiero un vaso de agua, por favor. -Dije respirando más lento.

-Ahora se lo damos tome asiento, todo saldrá bien.-Dijo mientras me daba un numero de mesa.

Tome el número, camine a la mesa y me senté.

Respiraba poco a poco y eso hizo que se me pasara un poco el terror.

Revise mis bolsillos, tenía mi cartera y las llaves del apartamento, solamente.

En mi cartera tenía escrito en un pequeño papel el número de el único amigo real que tuve, desde el orfanato fue mi amigo, sin embargo desde hace unos meses no hablamos debido a que nos fuimos separando, el tomo un camino que yo no quería tomar, se fue a el mundo criminal, me presentó a su jefe y desde ese dia no le hable más, lo extraño, era la persona que sabía resolver todo en un instante, carismático y sobre todo leal, el sabria que hacer ahora.

Doble el pequeño trozo de papel y lo volvi a colocar en la cartera, en ese instante me tocaron el hombro, voltee para ver quien era, vi una mano con una mancha de sangre, era una mano robusta y enorme.

Era el hombre psicópata que mató a el chico desnutrido, vestía una camisa de tirantes, camino por un lado mio hasta llegar a el asiento frente a mi, el estaba serio, me miraba a los ojos, sin temer a el contacto visual, yo sabía que no se atrevería a matarme ahí a menos que lo obligará, lo que tenía que hacer es tiempo, el mundo se había detenido nuevamente, las personas que hablaban al lado de nosotros con vidas normales se ensordecían a nuestros oídos, como si ellos no importaran un carajo.

El inicio de la conversación empezó con una voz calmada y hasta podría decir fría.

-Tu sabes porque estoy aquí, solo baja la voz y sígueme la corriente o sabes que pasará.

Antes de sangrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora