𝐒𝐓𝐀𝐘, Chad Meeks-Martin ¹

𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍

— La fiesta estuvo animada con adolescentes borrachos, música, alcohol y más. Decir que Kira estaba fuera de su elemento era quedarse corto. Pero Chad y el resto del grupo parecían estar divirtiéndose, así que no podía quejarse.

En solo unas pocas horas, Chad y Tara estaban borrachos, Ethan casi había llegado, Anika y Mindy estaban besándose en el sofá y Kira no podía encontrar el baño para orinar. "¿Chad?" murmuró y miró a su alrededor, un pequeño insulto a sus palabras mientras buscaba a su novio.

"Hey, ¿qué pasa?" un hombre que nunca había visto antes se acercó. "¿Estás bien?" preguntó.

"¿Eh? Oh... sí, yo solo... ¿has visto a Chad? Él es mi... novio." Kira miró a su alrededor preocupada buscando a Chad. Por lo general, se quedaba a su lado, pero últimamente había estado tratando de conseguirle citas a Ethan.

"No he visto a ningún Chad por aquí, muñeca. No te preocupes, puedo ayudarte". El chico sonrió y envolvió su brazo alrededor de ella.

"Mmm, no, ¿dónde está Chad? Él es... un vaquero stripper... tiene el pelo oscuro... es tan atractivo... ¿dónde está?" Kira arrastró las palabras hacia el macho.

"No veo a nadie así. Vamos, te acompañaré a donde sea que estés tratando de ir". El tipo comenzó a conducirla hacia las escaleras.

"No... necesito orinar". Kira lo empujó ligeramente y negó con la cabeza. "Necesito el baño no las escaleras."

"El baño está arriba". El hombre la agarró del brazo con demasiada brusquedad.

Kira realmente no lo pensó dos veces cuando retiró su puño antes de golpearlo tan fuerte como pudo en su rostro.

"¡Joder! ¡Perra!" gritó, tapándose la nariz mientras Kira se sujetaba los nudillos de dolor, mirando hacia arriba cuando Chad, Ethan y Anika fueron corriendo hacia ella.

Chad la abrazó de inmediato. "Bebé, ¿qué pasó? ¿Lo golpeaste?" preguntó mientras miraba sus nudillos hinchados antes de mirar hacia el chico.

"¡Sí, esa pequeña perra me golpeó! ¡Solo estaba tratando de mostrarle el baño!" espetó el chico de antes y se tapó la nariz.

Chad apretó la mandíbula y, por un momento, Kira no pudo evitar querer reírse, sabiendo que el chico ni siquiera se atrevería a mirarla una vez que Chad terminara con él, pero luego su lado sensato se hizo cargo y ella se encontró rogándole a Chad que se detuviera. "Bebé, no hagas esto... él no vale la pena".

Chad la miró y besó sus labios. "Él no vale la pena, pero tú sí". Prometió antes de empujar suavemente a Kira hacia Ethan, sabiendo que el chico la protegería. Chad volvió a mirar al chico y le dio un puñetazo en la mandíbula.

Kira gruñó un poco cuando chocó contra el pecho de Ethan. "¡Mierda! ¡Eth, tienes que detenerlo antes de que lastime a ese tipo!" dijo ella rápidamente.

Ethan la miró como si estuviera loca. "¿Hablas en serio? No podré alejarlo de ese tipo. Te está defendiendo y sabes lo protector que se pone". Explicó con calma y frotó la espalda de Kira en un intento de calmar a la niña.

Chad y el chico siguieron peleando hasta que el chico se desmayó contra las escaleras. Chad caminó hacia Kira y le picoteó la cabeza. "Vamos a traerte un poco de hielo. ¿Está bien?"

Kira asintió lentamente y abrazó su brazo, siguiendo al niño hacia la cocina mientras dejaba que Chad tomara su hielo.

Tara estaba allí, pidiendo más alcohol. No había ninguno y estaba claro a la vista, pero estaba borracha. Un deportista se acercó y sonrió. "Tengo las cosas fuertes en mi habitación, si quieres..."

"Hm... claro." Tara se encogió de hombros y comenzó a seguirlo.

Kira frunció el ceño y miró a Chad. "Sé que acabas de pelear con un chico por mí... pero por favor no dejes que Tara se vaya con ese chico" le dijo.

Chad miró hacia Tara y al chico antes de asentir. "Está bien." Se alejó y comenzó a regañar al tipo.

Kira caminó hacia Ethan nuevamente, suspirando cuando el chico comenzó a preguntar y preocuparse si estaba bien. "Estoy bien, Eth. Solo me duele un poco. No hay de qué preocuparse, ¿de acuerdo?"

"Vale... mierda, ¿qué hace Sam aquí?" Ethan preguntó, pero no tuvo tiempo de escuchar la mejor suposición de Kira cuando Chad empujó al tipo por las escaleras, listo para pelear con él.

Tan pronto como Sam vio que Tara había sido acosada, sacó su taser y lo taseó justo entre sus piernas, observándolo caer al suelo. "Nos vamos". Sam le dijo al grupo y salió, arrastrando a Tara con ella.

"Esto no será divertido". Kira murmuró y caminó hacia Chad, dejando que el niño la levantara y la llevara a cuestas mientras ella apoyaba la cabeza en su hombro y escuchaba a las hermanas pelear.

Estaba un poco demasiado borracha para captarlo todo, pero podía escuchar a Tara diciéndole a Sam que la dejara vivir su vida... algo sobre que ella estaba lidiando con el pasado a su manera. Kira abrió los ojos justo a tiempo para ver a una chica arrojarle su cerveza a Sam.

Sus ojos azules se agrandaron mientras miraba a Sam, deslizándose de la espalda de Chad para ver cómo estaba, pero Sam estaba lista para arremeter contra la chica.

Afortunadamente, Chad y Ethan pudieron contenerla.

"¡Yo no maté a nadie!" Sam le gritó a la chica con enfado.

"¡Sam, cálmate! Está bien", dijo Kira mientras observaba a las chicas alejarse mientras Sam comenzaba a escurrir su camisa.

"Te compraré una nueva. Podemos ir de compras mañana, ¿de acuerdo?" Kira prometió y miró a Sam.

"Está bien... estoy tan cansada de ser odiada por todo en Woodsboro..." murmuró Sam, tomando algunos pañuelos que Ethan le estaba ofreciendo. "Gracias..." murmuró ella.

Kira besó suavemente la mejilla de Sam. "Odiada o no, sabes que nuestro grupo aún te quiere y te respaldamos".

"Gracias Kira... será mejor que alcances a Chad antes de que una chica lo atrape como un gato callejero. No puedo creer que lo dejes ir sin camisa". Ella bromeó para aligerar el estado de ánimo.

"Oh, por favor, es un jugador de fútbol que pasa cuatro horas al día en el gimnasio... No creo que pueda obligarlo a hacer nada".

"Lo tienes envuelto alrededor de tu dedo meñique más de lo que crees, Ki". Sam sonrió antes de caminar con los demás hacia el apartamento.

Kira se sonrojó todo el tiempo, su ego se enorgullecía del hecho de que Chad la amaba tanto.

Sabía una cosa: las fiestas no se iban a convertir en un hábito para ella.

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