Una despedida, un final y un nuevo comienzo...
Todos estaban en el aeropuerto el señor Brow se regresaría a Suiza pero solo para finiquitar todo por allá, dejar sus propiedades en venta con su abogado administrador, hacer sus trámites de emigración y regresar a china para quedarse definitivamente con su nueva familia, Sarent quizo acompañarlo para que no se sintiera solo pues en todo este mes no se separaron para nada, los niños despedían a sus abuelos agitando sus manos y con uno que otro grito de regresen pronto.
Los Lan estaban en limpieza familiar resultó que la dama que era esposa de Lan Wangji no podía tener hijos por lo que los cuatrillizos fueron robados de un hospital en Canadá de una pareja oriental, ahora justo después de casi 10 años Lan Wangji y Lan Quingjen estaban viajando hasta ese lejano país para devolver a los niños pues su madre nunca dejo de buscarlos, a pesar que su esposo lo abandonó por qué el doncel no pudo superar su perdida.
Al llegar a el lugar donde vivía el joven, los niños estaban muy decepcionados era una casa humilde, se veía muy deteriorada, abuelo no queremos vivir aquí, decía el mayor de los cuatro aunque sea por unos minutos, lo siento mi amor su madre será la que decida , si el no quiere aceptar nuestro patrocinio tendrán que vivir aquí con el, tocaron la puerta y de inmediato se oyó que las personas dentro de apresuraron a abrir, Lan Wangji se quedó embelesado por la belleza de ese joven era un chico muy lindo cabello negro corto hasta los hombros ojos grandes muy expresivos y un cuerpo compacto pero lleno de carne en los lugares adecuados que lo hacian ver muy decorativo.
Al ver que ninguno hablaba Quingjen tomo la palabra, buenos días somos la familia Lan, estos son mis nietos Wangyi, Wangxi, Wangyu y Wangjin, el doncel ya no espero más, se lanzó a sus hijos quienes al principio se negaban a corresponder pero al oír a su madre dando gracias todos por haber encontrado a sus niños se les lleno el corazón de dolor por todo lo que ese pobre chico debió haber sufrido sin ellos durante estos años de ausencia.
Seis meses después
Los míos los tuyos y los nuestros, Sarent regreso de su viaje con regalos para sus nietos, par Yanli un conejo bicolor para su colección, para Yang un compañero para caramelo, y para Cheng un amigo de juegos para galleta, también trajo regalos para los nuevos nietos que venían en camino pues el día que se hicieron familia de verdad también mataron al gusano con tanto entusiasmo que dos gusanitos se pegaron en la matriz del doncel y en menos de tres meses más estarían aquí para llenar de talco de bebé, pañales sucios y llanto por la noche a la nueva familia.