Aún sueño con la idea de que volverás a buscarme, a llamarme y que quieres ir conmigo al parque, que aquel helado que comimos juntos no fue una despedida, que aquel abrazo no fue el último, que el sonido de tu voz que dará vagamente en mi memoria, que el fantasma de tu perfume estará en el viento y que cada vez que tome un cerveza yo siempre sueñe con la idea de que vuelves.
Pasaste de ser la atmósfera diluyente a un prisma multicolor, a un Lobezco-Lobezco, a un azul que solo yo te otorgo y nunca lo dije, quizás eso hubiera sido más pertinente en vez de decirte que te amaba y que te quería en mi vida, cuanto te extraño, cuando miro el cielo, cuanto deseo verte por las calles, como aquella vez que yo iba en bus, cuanto deseos de saludarte. Pero yo aun siento vergüenza, siento desilusión de que me veas, de que aún estemos en el mismo desnivel.
Y si me has olvidado está bien, si ya no me piensas está bien, si ya no quieres volver está bien, lo has hecho bien.
Pero te otorgo un cielo azulado una Fusagasugá soleada una brisa fresca, una razón para sonreír, te otorgo un amigo y un amor, te otorgo un día una mirada que me haga sentir y poder saludarte o despedirme otra vez, como quieras verlo, pero espero que hayas cambiado tanto que el tú que imagino ya no sea más, espero hayas conseguido estar y ser con otro ser y no conmigo. Para que yo me despida y tu me saludes.
Como extraños.
Aun espero a que vuelvas.