Amor en una simulación

𝐔𝐧𝐚 𝐩𝐞𝐬𝐚𝐝𝐢𝐥𝐥𝐚 𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 ─ ⁰⁰¹

Takemichi abrió los ojos lentamente, sentía un dolor punzante en la cabeza. Todo a su alrededor era borroso, las sombras bailaban frente a su vista mientras intentaba enfocarse. El frío de la habitación le calaba en los huesos, el aire era denso y húmedo, impregnado de un olor metálico que le revolvía el estómago.

La habitación en la que estaba es oscura, las paredes de piedra se sentían opresivas, y la única luz que había provenía de una pequeña ventana enrejada en la parte superior.

Intentó hablar, pedir ayuda en busca de alguien, pero algo le obstruía la boca. Un trapo sucio y áspero estaba amarrado firmemente, silencíandolo. Cuando intentó moverse, notó que sus manos estaban encadenadas tras su espalda. El metal era frío y rígido, y por más que se retorciera, no había forma de poder liberarse. Su respiración se aceleró mientras los recuerdos de lo ocurrido comenzaban a arremolinarse en su cabeza.

Hace solo unas horas, estaba en una cena con sus compañeros, riéndose y disfrutando de una noche tranquila tras el ascenso de uno de ellos. Pero todo se detuvo cuando empezó a sentir una presión en su garganta, una picazón intensa que se extendía hasta sus pulmones. Se dio cuenta de que había ingerido algo que contenía un ingrediente al que era alérgico. Fue entonces cuando el dolor lo envolvió, la respiración no llegaba hasta sus pulmones y podía notar la desesperación de sus compañeros al verlo en tales condiciones. Su conciencia se apagó.

“Yo morí... Yo acabo de morir. ¿Como es posible que este aquí?”, pensó, mientras su cuerpo temblaba de miedo y confusión al no comprender en donde se encontraba.

De pronto, escuchó unos pasos acercarse. Unos tacones resonaban con firmeza sobre el suelo de piedra, acercándose lentamente hacia él. Levantó la cabeza, tratando de ver a la persona que estaba por entrar. Cuando finalmente la figura apareció ante él, sus ojos se abrieron de par en par.

Era una mujer alta, de cabello largo con un flequillo fino que le cae levemente por los ojos, de un hermoso color melocotón y perfectamente cuidada, con una mirada glacial que le erizaba la piel y un pequeño lunar debajo de su labio. Algo en su rostro le resultaba perturbadoramente familiar. Frunciendo su ceño, tratando de buscar entre sus recuerdos aquella joven, lo que provocó que la mujer lo mirará de manera despectiva y chasqueara la lengua.

Entonces, un recuerdo surgió en su mente: hace muchos tiempo atrás, su hermana pequeña jugaba un videojuego de citas llamado 'La doncella del amor', donde existen una variedad de personajes masculinos para poder escoger, con finales buenos y malos, y esa mujer era exactamente igual a la protagonista del juego.

La mujer se inclinó hacia él, sonriendo con desprecio.

— Vaya, vaya, el "héroe caído". ¿Qué se siente estar al borde de la ruina? — dijo con una voz melosa y burlona — No intentes entenderlo, Takemichi. A pesar de todas las estupideces que hiciste para alejarme de los chicos, nunca pudiste lograr lo que querías... Nunca pudiste lograr mi amor y gracias a tu egoísmo es que morirás —

Él intentó gritar, pero el trapo le cortó cualquier sonido que pudiera imitar. La mujer soltó una carcajada ante el estado de desesperación en el que se encuentra Takemichi.

La mujer da un pequeño suspiro, pasando un pequeño mechón de pelo tras su oreja. Antes de levantarse y girarse para salir de la habitación, con un aura de felicidad y suficiencia.

Las horas pasaron lentamente, llenas de incertidumbre y terror. Eventualmente, la puerta chirrió y se abrió de golpe provocando que se asuste. Un grupo de guardias entró, arrancándole las cadenas de su posición con brutalidad y tomándolo con fuerza de los brazos, llenándole de un dolor punzante. Lo arrastraron por un largo pasillo lleno de celdas, donde los lamentables prisioneros lo miraban con burla y algunos otros sin un interés por lo que pronto le llegaría a ocurrir a él.