CAPÍTULO TRES: No se que hacer sin ustedes

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"Bueno, ¿Álvarez? ¿Qué te pasó muchachito?", le pregunta el hombre mayor mientras lo observa sentado en la camilla del consultorio. Julián tiene un bodoque de algodón teñido de rojo oscuro en la mano parando el sangrado de su nariz y la parte baja de sus ojos ya comenzaron a oscurecerse. Mira al médico frente a él en parte aburrido pero también aliviado.

"Traté de separar a dos personas de una pelea y ligué un golpe de rebote"

"Un clásico. ¿Te pegaron en la nariz? A ver, ¿veamos como está eso entonces?", y le mueve la mano de la cara despacio para ver su nariz. Julián deja que ambas extremidades caigan a los costados de su cuerpo y mientras el médico saca una linterna pequeña y comienza a observar el interior de esta, él se pierde en los recuerdos de la situación que lo llevó a este momento.

*****

Cuando Erling volvió de "hablar" con Rúben, Julián y él se sentaron a hablar sobre su relación.

Julián le dijo que no soportaba más que estuviese tanto tiempo fuera y Erling le dijo que no soportaba la indiferencia que le daba el argentino cuando volvía. Ambos concluyeron en que habían caído en la rutina de la relación y parecía que ninguno podía encontrar la vuelta a esto.

Pero, mientras trataban de llegar a un punto medio alguien golpeó a su puerta y, como si tuviera un sexto sentido, el rubio fue el primero en llegar a esta para abrir y recibir un golpe en la cara.

"Você joga o homem quando quer, filho da puta!" ["Sos hombre cuando querés, ¡hijo de puta!"]

"Du er en drittsekk!" ["¡Eres un imbecil!"], y acto seguido Erling se le abalanzó a Rúben y ambos hombres comenzaron a cagarse a piñas en el piso.

Julián, entre gritos y desesperación intentó separarlos pero, como si fuesen dos perros rabiosos, no había forma de que se soltaran; entonces se acercó para intentar empujar al portugúes de encima del noruego y, no sabe como ni quien, pero alguien manoteó un puño y este le dió en la cara.

Julián se echó para atrás sosteniéndose la nariz, y cuando corrió la mano vió que salía sangre de esta. Y mucha.

El departamento de repente fue invadido por el silencio. Rúben y Erling se detuvieron y ambos miraban a Julián sin moverse, sus caras mostrando total shock.

Julián quedó recalculando un par de segundos, las gotas de sangre cayendo encima de sus crocs negros. Su remera negra de Spider-man ya desteñida por los años también se estaba manchando y lo único que le salió decir fue:

"Alguno traigame algo para ponerme en la nariz que no quiero manchar mi pijama". Es su pantalón favorito, su mejor amiga se lo trajo de un viaje a Inglaterra y le encanta como la tela se siente en su piel así que siempre que los usa los cuida mucho para que no se manchen.

Ante la orden, los dos europeos se levantaron del piso y mientras Rúben buscaba el baño del departamento, Erling le decía que se sentara y tirara un poco la cabeza hacia atrás -aunque no del todo- para que no sangre tanto.

Y mientras el portugués gritaba dónde estaba el algodón y el noruego iba a donde estaba este a ayudarlo a buscar el elemento, los gritos de ambos hombres elevándose nuevamente resonando por las paredes del departamento hizo que Julián comenzara a pensar en escenarios en donde estaba él solo.

Solamente él y su rutina monótona pero que, a esta altura, no parecía lo peor.

Cuando los dos hombres volvieron, el rubio se arrodilló delante de él.

"Jules, déjame verte"

"Llevenme a un hospital", dijo sin mover la mano de su cara.

"Julián, soy médico, puedo-"

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2023 ⏰

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