Capítulo 1: Cariño, sé que éramos especiales

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Notas:

Esta historia está inspirada en la canción Blue Hour de TXT.

Ya está terminada, lo prometo, solo serán 5 capítulos. Espero que sea de su agrado. 💖

Advertencias:

Post canon

Slice of life

Inseguridades

Friends to lovers

Incluye interacciones menores de otras ships


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Capítulo 1: Cariño, sé que éramos especiales

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El día que finalmente ha logrado destinar un par de horas libres para ir a almorzar a casa de su madre, la ronda de preguntas incómodas no se hace esperar. Con casi veintiocho años cumplidos, Keisuke lucha por aferrarse a la idea de que es normal que una madre desee estar al tanto de los acontecimientos importantes en la vida de su hijo, que hay espacios por llenar ahora que vive por su cuenta, pero se le dificulta al saberse incapaz de darle las respuestas que ella espera.

Keisuke está tan cerca de los treinta y tan lejos de alcanzar la cima del éxito, que la palabra frustración se queda corta para definir su estado de ánimo habitual. A pesar de lo complicado que resulta para él mantener la calma, ha logrado tragarse entre bocados las ganas de salir huyendo y no volver hasta tenerle buenas noticias, un título universitario, o al menos un examen con calificaciones aprobatorias.

Pone todo su empeño en evitar fruncir el ceño al intuir que el interrogatorio se halla lejos de culminar. Si sobrevivió a una adolescencia plagada de peleas callejeras y conflictos, puede sobrevivir a un almuerzo con ella.

La mirada de Ryoko recorre la mesa en busca de nada en específico, una forma de disfrazar hacia dónde va a dirigir la conversación esta vez. Así, de un segundo a otro, la pregunta es traída a colación antes de que él se anime a halagar la comida.

—Y... —Ryoko ataca de nuevo en tono amable, pero la intriga le resalta en las pupilas, igual que cada vez que tocan el mismo tema—. ¿Conociste a alguien especial este mes?

Sabe a qué se refiere con exactitud: quiere que se apresure a sentar cabeza en el plano sentimental, que contraiga matrimonio y le llene la casa de nietos los domingos para poder consentirlos. Si bien nunca se lo ha dicho textualmente, la experiencia le ha orillado a concluir que todas las madres desean lo mismo, es como una especie de tradición universal de la que esperan formar parte algún día. Keisuke lo ha entendido con el paso de los años. No lo comparte, eso sí.

Sus compañeros de la universidad suelen molestarlo cuando alguna chica trata de coquetear en clases, cada una más linda y amable que la anterior. Todo era más sencillo en la secundaria, donde las gafas mantenían a raya a cualquiera con dobles intenciones. En la actualidad, usar las gafas parece aumentar la valentía de las mujeres, así que ya no las usa fuera de casa. Es gracioso, porque ahora sí que le hacen falta para prevenir las molestias que el uso de la computadora produce en sus ojos.

Y no, no ha conocido a alguien "especial" en lo que va del mes. No ocurrió en el anterior y puede apostar cada yen que carga en el bolsillo que no lo hará el próximo. Sin embargo, se abstiene de añadir esto último; en lugar de ello, se las ingenia para gastarle una pequeña broma que le permita sacudirse la incomodidad.

—Sí, a Scourge —responde impertérrito. Su madre, en cambio, parece iluminarse al instante.

—¿Ah sí? Qué gran noticia. Cuéntame de ella.

Blue hour | BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora