Capitulo 4.

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Capitulo 4.
"La primera emperatriz"

La lluvia llenaba la ciudad dorada. Entre sus calles se escuchaba el estallido del cielo sobre los techos y casas. En el palacio de Jade se encontraba la emperatriz Yang Zi.

—Su alteza, puje por favor —. Soltó la partera mientras ayudaba a su emperatriz. —Falta poco.

La emperatriz apretó la colcha con violencia mientras sostenía su respiración.

Cuando por fin escuchó el llanto de su bebe fue capaz de sentirse relajada —¿Qué es? — se desplomó en el futon con las sirvientas limpiando el sudor de su frente mientras el enrojecimiento de su rostro pasaba a segundo plano. —Espero que no sea otra niña. Adoro a las princesas, pero es necesario un heredero…

—Es un niño su alteza —. Soltó la mujer con una sonrisa y fue bien recibida.

Después de eso hubo un temblor repentino por parte de la emperatriz y pudo recostar la cabeza. Estaba muy cansada.

—Majestad lo ha logrado —. Una de sus acompañantes más leales le tomó la mano, pero vio que algo no andaba bien. —¿Majestad?

Todos se aproximaron a buscar el motivo por el que la emperatriz estaba con el pulso al borde de entrar en una crisis.

El emperador caminó hacia el palacio de jade. No se detenía ni por un segundo y cuando llegó se abrió la puerta para él.

—¿Cómo está la emperatriz? —Ni siquiera se concentró en el niño que había tenido. —¿Cuál es su condición?

—Está estable, pero ha perdido mucha sangre —. El médico se lavaba las manos en un cuenco —Yo… sugiero como médico que… —No quería hablar, pero era un delito mentirle al emperador —que se despida de ella si no llega a superarlo.

El emperador cerró sus ojos por un momento y aguardó un segundo para no romperse frente a todos. Con un movimiento de cabeza su consejero entendió que deseaba que lo dejaran solo.

Al retirarse hasta el último de los ayudantes de cama pudo ir al cuerpo de su esposa que estaba con una subida y bajada de pecho casi imperceptible.

—Mi emperatriz …—. Levantó su mano que estaba bastante fria.

—Es un niño —. Señaló con una sonrisa en un murmullo muy débil.

—Lo sé mi  flor —. Pego los nudillos de ella a su frente y luego los beso. No podía con algo así. Él amaba a la emperatriz.

—El médico ha dicho que es probable que no pueda volver a tener hijos… y…

—No lo digas —. La detuvo con un lamento y las lágrimas brotaron de sus ojos —No lo hagas. No… no vas… tú no vas a dejarme Yang Zi.

—Su majestad —. Incluso ella estaba preparada para la muerte. Sabía que había cumplido su propósito —Necesito saber su nombre antes de irme… por favor…

Él levantó la mirada y con melancolía le respondió. — Lian Song.

—Song… —ella levantó su otra mano que estaba apretando con fuerza un objeto —Este es el recuerdo de mi amor —Le entregó un colgante de jade con el símbolo de un dragón —En él podrá buscarme. Mi amado Lian Song.

El príncipe despertó en mitad de la noche con la respiración agitada mientras se dedicó a recopilar la pesadilla que había tenido. Se levantó en búsqueda de algo de agua y bebió del vaso como si no lo hubiera hecho nunca o hubiera pasado la eternidad en un desierto.

Ya era de madrugada cuando eso sucedió y sin poder conciliar el sueño se puso su bata. Abrió las puertas corredizas y uno de los sirvientes que aguardaban por si él necesitaba algo se acercó.

La esposa del emperador (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora