⁰¹ ; un "mal" día.

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- ¡Louis no puede ir a la escuela, Esther!, ¡¿Qué acaso no lo ves?!, ¡Está fatal! - gritaba una Enid enfurecida. Su madre era una complera desconsiderada, lo sabía, pero ahora sólo parecía una madre desalmada. Su propio hijo enferma y a ella le importa un comino, pues según ella es sólo una excusa para no asistir al colegio.

- Por favor, está fingiendo. Pídele que se aliste rápido para llevarlo a la escuela ¿quieres, hija?, es tardísimo, ¿qué dirá el maestro? - decía con voz algo demandante mientras guardaba un labial que había acabado de usar en su bolso. Se miró en un pequeño espejo de mano antes de echarse un desagradable e intenso perfume.

La jóven rubia hizo una mueca y soltó un suspiro al no poder decir nada más. Esther la había llamado "hija".
Un par de lágrimas resbalaron por sus rosadas mejillas luego de irse rápidamente de la habitación, pues su madre rara vez la llamaba de tal forma. Se sentía bien, pero mal a la vez. Aquella simple acción significaba mucho para Enid, que decidió no argumentar más contra su madre, con la idea de que quizá así Esther Sinclair volvería a dirigirse a ella de tal agradable forma.
Obvio, también se le revolvía el estómago de furia al ser incapaz de enfrentar a su madre incluso cuando se trataba del bienestar de su pequeño hermano.

Entretanto "inhala y exhala" caminó hasta la habitación de Louis Sinclair, su hermano menor. Lenta y delicadamente se abrió paso entre la puerta entreabierta, encontrando al pequeño Louis en cama, con una pequeña toalla húmeda en la frente. La nariz roja tal cual sus mejillas, y su cabello rubio, muy ligeramente ondulado, algo desordenado.

- Lu, ¿qué tal te sientes? - preguntó Enid sentándose al lado del menor. El sentimiento de culpabilidad carcomiéndola por dentro. Louis no respondió, negando con la cabeza, indicando que no habían mejoras. - ¿Mamá cree que estoy mintiendo, cierto? - una sonrisa forzada formándose en su bello rostro.

La rubia sólo pudo asentir, lamentándose. - Pero está claro que tu maestro no te dejará quedarte por mucho tiempo estando así, así que no te preocupes. Te llevaré al colegio, hablaremos con el director y te traeré de vuelta. No puedo llevarte a la secundaria, por más que quisiera. - lo pensó un poco, Louis deprimiéndose hasta que después de unos segundos Enid dijo: - Vístete, te dejaré en casa de la abuela.

Los pequeños ojos de Louis se abrieron inmensamente y comenzaron a brillar ante la idea de visitar a su querida abuelita, esa que sí lo quería y leía cuentos para él antes de dormir. Esa que le preparaba chocolate caliente en invierno, esa que sí se interesaba en él, esa que le tejía abrigos de lana a mano, esa que tanto amaba. - ¡Voy!, ¡dame 2 minutos! - de inmediato saltó de la cama corriendo a buscar algo de ropa.

Enid sonrió. - Vale. Ponte algo que te abrigue, ¿de acuerdo?, la abuela se paniquearía al verte con un camiseta de manga corta de tela delgada y un simple short en medio de estas épocas. ¡Y no traigas nada valioso contigo!

El rubio rió emocionado y cerró la puerta luego de que su hermana se fuera, apresurándose a vestirse.

La rubia tronó su cuello y masajeó un poco su cabeza, algo estresada. Hoy no era su día.

Bajó y tomó su mochila que yacía en el mueble. Luego, se dirigió al lavadero de la cocina y se echó agua helada en la cara, dejando a la misma caer por los costados de su rostro sin importarle de más. Ahora, debería estar tomando su celular, entrando a Spotify y reproduciendo cualquier canción de Lana del Rey antes de irse a la escuela.

"Debería"..

- Cómo te extraño, mi querido móvil.., pedacito de alma, oh, mi celular..

Hubiera seguido con su drama, pero se vió interrumpida abruptamente por su hermano que salió disparado escalera abajo y que, gracias a Dios, no se rompió la pierna.
- ¡Lu, por la-.... ¿¡Estás bien!?

"𝐂𝐡𝐢𝐜𝐚𝐬"───𝘸𝘦𝘯𝘤𝘭𝘢𝘪𝘳.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora