Parte 11

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Blakk sonrió de par en par, inevitablemente miró a su ayudante a su lado en victoria, sin embargo y pese a lo que estaban viendo el pelirrojo aun no estaba convencido. Fijo su vista nuevamente al frente, en la seguridad del cuarto de pruebas tras la ventanilla, mientras del otro lado, se encontraba un enjambre de babosas transformadas en malvadas, encerradas junto con una sola persona.

En cambio Eli junto con las malvadas se le notaba que la estaba pasando bien, acariciando, cargando, jugando o nombrando algunas de aquellas pequeñas máquinas de matar; su infierno se posaba sobre su cabeza, analizando y observando que ninguna de ellas se pase con el niño, pero daba igual, Eli ya las tenía bajo su control sin darse cuenta.

Después de un rato más de observación llevó su mano a su oreja para presionar al comunicador:— ¿Como va todo Eli?.

— Tenías razón papá, esto es divertido jeje. —respondio sin dejar a las malvadas y dando un breve vistazo a la ventana.

— Ahora será más divertido. Haremos unas pruebas, ¿estas listo?.

— ¡Si!.

El castaño miró a su ayudante y extendió la mano hacia este, Maurice frunció los labios pero al final le entregó la tableta que estaba sosteniendo desde que había iniciado con esto. Miró brevemente la lista de pruebas por hacer, al leer entre las últimas ahora entendía porque el pelirrojo estaba indeciso; negó bruscamente, son pruebas sencillas, así que no habrá problemas.

— Empezaremos con algo simple. Haz que todas se organicen en el fondo de la sala, Eli.

El niño asintió, sin problema alguno tomó varias de las malvadas, camino hasta el fondo de la sala y se colocó junto a la pared, llamó a las malvadas que quedaron atrás y estas, con saltos o volando, fueron tras el niño.

Esto es increíble, ¿como es posible?.

Las malvadas jamas le hacen caso a alguien y siempre tiran a morder.

Escucho a sus propios guardias tras él, y comprende perfectamente bien su asombro. Nadie puede controlar a las malvadas, ni el y hasta el mismo Nachos, son pequeños contenedores de rabia, salvajes y frenéticas, lo único que las motiva a quedarse con su lanzador es precisamente la oportunidad de ser disparadas y liberar esa furia ante cualquier cosa ya sea un objeto o un ser vivo; así que, ver a un niño controlar como si nada a un enjambre es, aparte de un homicidio, un milagro.

No es estupido, no metería al niño a una posible muerte tal vez instantánea al ser devorado. Claro que no, ya había presencia en muchas ocasiones como el menor manejaba a las malvadas, sobre todo las de su propio arsenal, el niño siempre las saca pese a que se lo a prohibido innumerables veces, solo para darse cuenta que después de que este las usara o jugara con ellas, al momento de usarlas él, eran mucho más obedientes, era como si el niño las adictronara involuntariamente. Sin duda alguna, Eli terminó heredando las habilidades de Will para controlar a las babosas, la única diferencia es que el niño lo podía hacer bien con las malvadas, algo que está seguro ni Will no hubiera podido lograr pues al estar "corrompidas" no se trataría de la misma forma; Eli en cambio, las trata como babosas comunes, como si no fueran capaces de matar.

Después de varias pruebas sencillas llegó a la parte más... Cuestionable. Se mordió el labio inferior al leer la prueba a seguir, su ayudante que estaba en negación con estas pruebas desde antes de hacerlas se acercó y negó en silencio.

— Papa, ¿ya terminamos?. —el niño se acercó a la ventana con el cuerpo lleno de malvadas después del prolongado silencio, es obvio que estaba un poco cansado.

— .. Falta poco Eli, solo una más.

— Jefe. —el pelirrojo negó con firmeza, mirando con seriedad al castaño; esa mirada por parte de su propio ayudante es extraña de ver, le indicaba que hablaba en serio.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2023 ⏰

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