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La noche había llegado finalmente, fue un día lento y tortuoso.

Luego de haber comprado la cena y haber mantenido una charla de treinta minutos con el chef de aquel puesto de carne, había llegado ya a casa, no sin antes mantener otra larga conversación con una vecina la cual me encontré luego de mucho tiempo.

Me encontraba justo al frente de la puerta de mi casa, decidiendo si entrar o salir corriendo de aquello que me esperaba en el interior. Era claro que todo lo que hacía era perder el tiempo para no entrar en ese lugar, pues me encontraba tan nervioso que la respiración me estaba haciendo falta. Me puse de cuclillas justo frente a la puerta, dejando mi maletín a un lado para tomar mi cabeza con ambas manos y cerrar los ojos con fuerza.

¿Realmente quería y deseaba hacerlo?

Sí.

Pero tengo miedo que algo pueda suceder en el proceso, Mingyu es más fuerte que yo y no podría luchar contra sus instintos naturales.

— ¿Qué haces? ¿Por qué no entras? — Perdí el equilibrio tras escuchar su voz, cayendo de espaldas para luego incorporaremos rápidamente, limpiado mis pantalones de la parte trasera. Lo observé de reojo, estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecjo expuesto. — Hoy has tardado más de lo normal en regresar a casa.

— Sí, bueno... hoy fue un día agotador en el trabajo. — Murmuró tomando con mi diestra el maletin del suelo, evitando verle al rostro.

— Mientes. — Aquello me tomó por sorpresa a lo cual levanté bien la mirada y observé su rostro, inexpresivo como la mayoría de tiempo. — Entra ya, qué esperas.

Sin decir nada entré a la casa. Todo estaba en orden, tal y como en la mañana, eso me calmaba de cierto modo.

Observé su espalda, pues este caminaba frente a mí por lo que di un vistazo rápido a todo su cuerpo.

Este chico es realmente grande.

— Deja tus cosas y hagamoslo ya.

— ¿Qué?.. ¿a qué te refieres, Gyu? — Exclame en un intento de hacerme el desentendido, al parecer no funcionó con él.

— Cállate. Lo prometiste, no te retractes ahora, estuve aguantando todo este tiempo a ser tu títere y quiero mi recompensa, una buena recompensa.

Maldito, maldito, maldito.

Sin más que decir simplemente dejé la maleta en la barra que separaba la cocina con la sala de estar, me devolví a Mingyu y tomé uno de sus brazos, tirando luego de este para adentrarnos a la habitación la cual estaba abierta, seguramente durmió durante todo el día.

Una vez ambos estábamos dentro de la habitación Mingyu no dudo en tomarme de la cintura y alzarme con sus fuertes brazos, inmediatamente me sostuve de sus hombros y entrelace mis piernas en su cintura. No dije nada aún, pues la fuerza que ejercía en mi cuerpo no era mayor por lo que simplemente me dejé hacer por él.
Se encaminó a la cama, recostandome en esta, quedando el arriba de mí.

— Oh, no, no estaré abajo, Mingyu.

— ¿Pero qué dices?

— Si lo haremos será a mi manera y a mis reglas. Sueltame. — Ordené intentando safarme de su agarre el cual se aflojo de inmediato, tras su baja guardia hice un movimiento rápido haciendo que quede debajo de mí y yo sobre él. — Tengo que asegurarme que no me harás daño, tengo que tener un ojo puesto siempre en ti, sabes muy bien que yo estoy en desventaja en cuanto a esto.

— Sí, sí, lo que sea.

Su respuesta fue desinteresada y de inmediato tomó mis caderas, apretando estas con sus manos. Mi rostro inmediatamente tomó color, pues tenía que ser sincero, había pasado tiempo desde que estuve en intimidad con alguien.

Sus grandes manos se deslizaron hasta mis piernas las cuales se apretaban a causa del pantalón formal del trabajo que aún tenía puesto.
Di un pequeño salto de sorpresa cuando sentí algo rozar con mi parte inferior trasera y maldije en mi interior por saber qué era.

Está sería una noche bastante larga.

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— Mingyu... basta, ya es demasiado tarde, no podemos seguir más.

— Vamos, será la última

— No. Hemos terminado una caja repleta de preservativos, no doy para más. Y si sigues insistiendo nunca más lo haremos. — Hablé entre jadeos.

Me encontraba recostado en el caliente y desnudo pecho de Mingyu, estaba a punto de cerrar los ojos cuando retomo la conciencia y me levanto de golpe, Mingyu me mira alzando la ceja derecha. Una gran mano atraviesa acaricia mi pecho desnudo, mi respiración se entrecorta y por alguna razón dejó que este siga.

Su mano continúa subiendo, rozando uno de mis sensibles botones hasta llegar finalmente a mi cuello, trague en seco y lentamente rodee su brazo con ambas manos, nuestras miradas fijas la una en la otra, notaba aún energía en sus ojos, no me sorprendía.

— Suficiente, hemos terminado. Iré a limpiarme y dormiré en el sofá, quédate aquí.

Sin decir más me levanté de golpe antes que Gyu me atrapará en aquel acto tan peligroso que hizo y es que siempre tenía que estar atento a esas acciones, él es demasiado fuerte y podría confirmarlo aún más por lo que hicimos.

Mi cadera y piernas lo confirman más que bien.

Caminé lentamente fuera de la habitación, no sin antes haber tomado mis anteojos de la mesita de noche.

Luego de terminar de asearme me tiré al sofá, cayendo boca abajo y dejando escapar un gemido agudo. Tomé mi teléfono móvil de la mesita de centro y vi la hora.

4:00 am.

Maldita orca, le dije que lo más que haríamos eso sería una hora. Él realmente está loco.

Pero no podía culparlo de todo... yo estuve de acuerdo con seguir y cómo no hacerlo cuando realmente se sintió tan bien que me preocupaba de cierto modo.

Quizá, solo quizá, podría haber una segunda vez si Gyu sigue manteniendo el control de esa manera.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2023 ⏰

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